El Gordo se despereza en Madrid y reparte 472 millones de uno de los premios más vagos

A la una de la tarde. En el último momento. En la última tabla. Cuando algunos temerosos sospechaban que había un complot para que no saliera el Gordo, el primer premio emergió. El 13437 asomó y el Teatro Real explotó en alegría. La misma alegría que se vivió en dos de los puntos más felices del planeta: la Administración número 79 de Madrid y la número 1 de El Bosque (Cádiz). Entre estos dos puestos de venta han repartido 552 millones de felicidad, de alegría, de sueños realizados, de agujeros que hay que tapar. De antesala a las mejores navidades en mucho tiempo

No solo estos dos puntos fueron agraciados. Tenían una serie del número mágico en administraciones de Murcia, Madrid (además de la calle Zurbano se vendió en la Gran Vía y en la Administración 336), Lugo, Boñar (León), San Bartolomé (Las Palmas), Logroño, La Coruña (tanto la capital como en Carballo), Coria (Cáceres) y Albacete. El minúsculo kiosco de la Gran Vía madrileña, situado al lado de la plaza de Callao, vendió dos series. Enseguida, Charo Ricoy, empleada de la administración, se ha visto abordada por decenas de curiosos y periodistas que querían saber sus primeras impresiones. Y eso que no le gusta salir «en las fotografías ni en los telediarios». «No me lo puedo creer, llevo toda la mañana nerviosísima porque lo presentía, creía que María Consuelo (la lotera fallecida) nos iba a ayudar en este momento», ha comentado bastante nerviosa, antes de confesar que un cuarto de los dos billetes vendidos en ventanilla son para un cliente fijo. Es decir, que solo una persona se ha llevado dos millones. Menos el pellizco que se leva Hacienda, claro. La administración de L’Eliana, en Valencia, ha vendido cinco series, las mismas que la número 3 de Mazarrón (Murcia)

Pero la gran alegría estaba en Madrid. Otra vez. Y van 76 veces que toca en la capital, la vigésima vez que el número termina en siete. La anterior vez se produjo en 2006 (20297); y para la antepenúltima, hay que remontarse hasta 1975 (47107). Tres años antes, se fundó el Museo de Cera en la madrileña plaza de Colón. Uno de los lugares más felices del mundo. Allí, los 32 trabajadores han jugado al número mágico. Al menos, «llevamos un décimo cada uno», explica Gonzalo Presa, responsable de comunicación de la institución. Y algunos muchos más. David, uno de los empleados fue el encargado de comprar la lotería para todos sus compañeros. Él tenía claro que debía terminar «en siete». Con esa convicción se fue a la administración de la cercana calle Zurbano y compró 160 décimos para compañeros, amigos y familiares. O lo que es lo mismo: la intuición, cabezonería o creencia de David se ha traducido en 64 millones de euros. Vamos, que estas navidades van a recibir más felices que nunca a los visitantes que quieran apreciar las reproducciones —más o menos acertadas— de los personajes más famosos.

En la administración premiada la alegría estaba desbordada. Su propietario, Lino Cuervo, que se enteró mientras llegaba a esta oficina de lotería, explicaba que el premio había recaído en la gente del barrio y en empresas de la zona de Zurbano, situado en el barrio de Chamberí. Otro de los puntos neurálgicos de la felicidad es el bar situado justo enfrente de la administración. Los 40 empleados de ‘El mentidero de la villa’ repartióun total de 15 décimos. Cumpliendo con el tópico, los trabajadores contaban que taparían agujeros e hipotecas.