Diario de León

Samira Yerou enseñó a su hijo de tres años a decir «quiero ir a degollar»

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mateo balín | madrid
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Samira Yerou tiene 32 años. Es marroquí. Y llevaba una vida aparentemente normal en Barcelona, donde vivía con su hijo Mohamed, que en diciembre pasado cumplió tres años. En Nochebuena fue detenida por las autoridades turcas cuando trataba de acceder, de forma clandestina e ilegalmente, a Siria para unirse al grupo terrorista Daesh. A partir de ese momento, la normalidad que acompañaba su aparente vida limpiando casas en Sant Cugat del Valles se desvaneció.

Desde el verano de 2013 Samira Yerou había comenzado a radicalizarse, y en la primavera de 2014 a enlazar llamadas con distintos interlocutores de Siria, Irak, Emiratos Árabes, Arabia Saudí y Jordania. Ya en julio los contactos con los radicales se multiplicaron y, de ahí a dejarlo todo para integrarse a la yihad, tan sólo pasaron otros cuatro meses, según se desprende del auto dictado ayer por el juez Fernando Andreu, que acordó su ingreso en prisión condicional «por el elevado riesgo de fuga» de esta mujer que el pasado sábado fue detenida en el aeropuerto de El Prat, a donde llegó en vuelo regular, sin orden de extradición conocida, desde Turquía.

El día del tercer cumpleaños de Mohamed, Samira viajó a Marruecos, donde permaneció siete días. Quizás para despedirse de la familia ante el viaje que iba a emprender dos semanas después. Su intención en Siria era pasar a formar parte del aparato de captación, radicalización, adoctrinamiento y envío de voluntarios del Estado Islámico de Irak y Levante. Esta red estaría dedicada a la captación y traslado de mujeres desde Europa y Marruecos a Siria e Irak, y Samira contactó con ella a través de las redes sociales.

Lo más llamativo del auto es la reproducción de algunas de las conversaciones que Samira mantuvo con un destacado miembro del grupo, Omar Seif, durante su estancia en el Centro de Internamiento de Turquía. En ellas, hace que su hijo repita una y otra vez una serie de frases para hacer ver a su interlocutor su compromiso. «Dile ‘degüello al policía, y voy’», a lo que el niño respondía «degüello al policía». «Quiero ir con los muyahidines. Con los muyahidines. Con que matan», repite el niño en otro momento. «Dice que quiere ir donde los muyahidines porque tienen cuchillo que degüella», ríe ella. «Él solo quiere lo del cuchillo y el degollamiento. Eso es lo que quiere», añade Samira.

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