El Gobierno también deja en tierra al Airbus A400M tras un «fuerte debate» interno
Defensa le retira temporalmente el permiso de vuelo en pruebas, mientras la compañía realiza el primer trayecto tras el accidente.
El primer vuelo de prueba del avión de transporte militar A400M tras el siniestro.
«Decisión dolorosa, pero la cautela manda», en palabras de un alto responsable del Gobierno. España se une a la decisión de Alemania, Turquía, Reino Unido y Malasia de dejar en tierra por tiempo indefinido al Airbus A400M, en tanto en cuanto la comisión de los Ministerios de Defensa y Fomento no establezca qué falló el pasado sábado para que el avión de transporte europeo se estrellara en las inmediaciones del aeropuerto de Sevilla, llevándose la vida de cuatro tripulantes y dejando malheridos a otros dos.
El Ejecutivo estaba inmerso desde el mismo sábado en un «fuerte debate interno» entre los partidarios de suspender los vuelos por seguridad y los que apostaban por seguir adelante con un proyecto que solo en Andalucía crea una riqueza de 597 millones de euros anuales, según estudios especializados, y del que depende el trabajo de 50.000 personas en toda España.
Al final se impuso la primera opción, tras las presiones de los socios europeos y a pesar de la intención de Airbus de seguir a toda costa con su agenda. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, fue el encargado de hacer pública la noticia que Airbus Defence and Space (ADS) no quería oír: el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (Inta) retiró ayer forma temporal el permiso de vuelo a los aviones de transporte militar A400M. «Es evidente —explicó Morenés— que por razones de prudencia y hasta que no se sepa el resultado de la investigación no conviene que los aviones que están en producción puedan volar sin saber qué es lo que ha pasado, y esto es una razón de prudencia objetiva, no es que sepamos ya algo sobre lo que ha pasado en el avión».
Nuevos retrasos
Según explicaron fuentes del Ejecutivo, en la práctica, la decisión del Gobierno no paraliza la producción del A400M, en la que los países socios ya han invertido 31.000 millones de euros, pero sí supondrá nuevos retrasos, acumulados a los ya existentes, en la entrega de los aparatos pues se bloquea la parte final del proceso al no poder despegar los aviones que abandonan la cadena de montaje en la factoría de Sevilla.
En la actualidad, en la planta de ensamblaje de la capital hispalense hay 20 aparatos, casi listos para los vuelos de prueba finales, que ahora han quedado suspendidos. El no español al despegue de los nuevos A400M desde Sevilla impedirá, sin duda, que Airbus pueda entregar a tiempo los doce aviones que tenía previsto para lo que queda de año.
Tras la decisión de España de prohibir por el momento el vuelo de los aviones recién salidos de fábricas, a Airbus solo le queda entre los grandes socios el apoyo de Francia, que solo ha restringido, que no prohibido, el uso del modelo accidentado en Sevilla.