Diario de León

UN PASEO CON...

Óscar Fuentes: «León es una plaza difícil pero somos el futuro»

León Despierta se gestó en el Ágora de San Marcos, emblemático lugar para Óscar Fuentes Carro. Llega a pie, su medio natural de transporte, desde la carretera de Zamora. Por tres horas y media hace de cicerone en la ciudad que patea día a día. La que disfruta, la que le ocupa y la que le preocupa. Y traza el rumbo de la que quiere construir como alcalde

Óscar Fuentes Carro, candidato de León Despierta, en el parque del Monte San Isidro

Óscar Fuentes Carro, candidato de León Despierta, en el parque del Monte San Isidro

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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Hace un día para buscar la sombra. Son las 11.00 horas y el sol abrasa. Bajo las pérgolas vegetales del Ágora se respira. Óscar Fuentes lleva la mochila al hombro y la melena recogida en una coleta larga. Viste vaqueros y camiseta. Se quita las gafas de sol para saludar. Viene caminando desde la carretera de Zamora, el barrio en el que habita, «casi enfrente de las casas derribadas en la azucarera», indica. «Fue tremendo, durante tres días salió la gente que se quedó sin nada, pudieron quedar allí», recuerda.

Le gusta el Ágora. «Por la forma y por lo que significa», matiza. Aquí han hablado desde a los deshauciados a los dueños de perros, que reivindican más zonas de sombra y fuentes para las mascotas. Hizo de secretario y levantó acta de unas cuantas reuniones. El contacto con la población se ha ampliado exponencialmente con la recogida de firmas. «En una venta fría consigues dos clientes por cada diez, así que hemos podido llegar a unas 10.000 personas», calcula. Es comercial de telemárketing y sabe de que habla, pero no es sólo cuestión de números. «La calle nos ha permitido exponernos y establecer un diálogo más eficaz, yendo poco a poco y con pedagogía», explica.

No se fía de las encuestas, aunque le guste la expectativa de tres asientos en el consistorio de León. «León es una plaza difícil y nuestro método es ir poco a poco y con pedagogía, porque queremos llegar al Ayuntamiento y alcanzar la Alcaldía, ser alternativa y opción de futuro», aclara.

León es un lugar ideal para convertirse en ejemplo de democracia real. «El sistema de concejos no se perdió y somos la Cuna del Parlamentarismo», agrega mientras conduce los pasos hacia el edificio Europa. Allí trabaja desde hace seis años. La gente regresa del café y muchos le saludan, guardando la distancia que impone la cámara. Arriba no se puede subir. Es terreno privado de la empresa.

Antes que comercial fue militar, tiene conocimientos en diseño gráfico, webs y programación, es dibujante, escalador y corre. «Soy multidisciplinar y tiendo a hacer las cosas que me llenan, que me motivan, cuando una etapa se agota, pues se acabó. Creo que aquí no hubiera aguantado tanto si no fuera porque tengo una parte competitiva que me motiva», agrega. «Escalo porque me produce emociones, pero con cabeza, claro, es un deporte de riesgo en el que te juegas la vida», apostilla.

—¿Qué te juegas el 24-M?

—Qué nos jugamos todos —enfatiza— no es que yo me juegue algo; llevo adelante una iniciativa de la sociedad para que esa opción nazca y una vez que nazca veremos qué grado de representatividad tiene... Personalmente creo que no me juego mucho.

El telemárketing, reflexiona, es uno de los pocos sectores que ha creado empleo en los últimos años en León. No es la panácea. «Estas empresas tiran, pero la economía se asienta en autónomos que necesitan un apoyo fortísimo. Si cae el telemárketing, se pierden 300 puestos de Everest... Hay que diversificarse, no podemos poner todos los huevos en la misma cesta», agrega. Ojo, advierte, con «cambiar la burbuja inmobiliaria por la burbuja turística». Una industria y revitalizar el campo beneficiarán a la capital como prestadora de servicios.

Su apuesta por una «economía social y solidaria» se asienta en consolidar iniciativas cooperativas, de autónomos y pymes con nuevas formas de financiación, lanzadaderas de empleo o co-working, etc. «Queremos fomentar el desendeudamiento de la sociedad lanzando y promoviendo la idea de que el rescate más importante es el de las personas», recalca. Su compromiso definitivo, así llaman al programa, con León tiene once pilares. El primero, honradez y transparencia: «Tenemos una oportunidad histórica para dar un giro de 180º grados al municipio y por primera vez hacerlo participativo, abierto y plural», explica. Que sea la ciudadanía y no las instituciones quienes pongan el menú es fundamental.

La participación, el segundo. Dar nueva vida a reglamentos «vacíos de contenido» como el de participación ciudadana y crear un sistema de participación telemática, va contando en el coche, camino del Monte San Isidro, su parque favorito para correr. Es amigo de la quietud y del contacto con la naturaleza. En cada zona verde ve opciones para «fomentar nuevas opciones deportivas (cross fit, parkour...) que utilizan la ciudad como gimnasio». En medio de la calma, la tempestad que puede venir tras el 24-M.

—¿Habrá pactos?

—Son más rentables medidas puntuales que busquen el mayor beneficio para la ciudadanía que no pactos. Es mi opinión, pero no estoy solo. Se tendría que consensuar, aunque si defendemos un cambio de modelo ed la democracia representativa es difícil.

Negociar y buscar soluciones, apunta, es su punto fuerte. Es sindicalista y está acostumbrado a bregar acuerdos. «Mi carácter es tozudo pero si me dan argumentos convicentes y tengo que cambiar, no tengo problema», agrega.

Combatir la deuda municipal es el tercer pilar: los 222 millones de euros que debe el Ayuntamiento de León se cruzan en el paseo. «Se ha reducido en 20 millones a costa de recortes en servicios públicos», puntualiza. Ahorrar en puestos de confianza, limitar los sueldos de los políticos a un máximo de 1.900 euros, remunicipalizar los servicios públicos «vendidos por cuatro duros» e incentivar el crecimiento económico con medidas como el fraccionamiento de las licencias son la hoja de ruta frente «al despilfarro», que considera más problemático, dentro del municipio, que la corrupción. La Diputación, donde está la Púnica, no le interesa.

El Palacio de Congresos es el ejemplo. «Se ha enterrado una gran cantidad de dinero sin estudio previo de visitantes y oferta de hostelería y se acaban de pagar 6 millones de euros a la empresa por retraso de obra». La solución es complicada: «En el punto en el que estamos, o pierdes o pierdes. Hay que preguntarle a la población».

León Despierta lleva un «programa abierto para desarrollar con la sociedad». Por eso optaron por una agrupación de electores en lugar de una coalición de partidos, subraya. «Hay que perder el miedo a experimentar nuevas formas de hacer política», señala. La presencia de IU en la otra plataforma fue decisiva. «Cuando llevas 30 años y no has sido opción de mayoría «no es viable de manera empírica».

En el Monte San Isidro le gusta una escultura especialmente. Una inmensa mujer tumbada hecha en mármol. Maternidad, de Castorina. Nunca había leído la placa desgastada por el tiempo y los agentes atmosféricos. «Pues mira, hay que fomentar la natalidad porque tenemos una población muy envejecida y necesitamos un recambio generacional». Y que León sea un lugar donde no dé miedo regresar. Una ciudad más abierta.

Intuye que algo está cambiando: «Ya se empieza a hablar de fraccionamiento de cuotas, estamos consiguiendo influencia real sin votos así que si entramos en las instituciones...». Hay que cambiar muchas cosas, doce, empezando por el «abandono de los barrios».

Quiere mostrar el suyo. La carretera de Zamora ya es un indicio: «Mira cómo está», señala los baches que se prolongan por la calzada. La vegetación se expande en solares abandonados con la primavera lluviosa. «No hay verano que no haya incendios», lamenta. «Tanto solar vacío y uno de cada tres niños está desnutrido. Queremos hacer huertos urbanos solidarios para que los puedan explotar gratis personas sin recursos y otras personas cederlos al Banco de Alimentos o a un comedor municipal escolar», explica.

«Es una zona deprimida pero me atrae vivir aquí. El día de mañana, cuando sea más político, me va a ayudar a tener percepción de la realidad», apostilla. El transporte público es otro de los déficits de su barrio y otras zonas de León. No reniega del Ave, pero ve prioritario un impulso a la Feve. Completar el carril bici, crear un Observatorio Municipal de los Derechos Humanos, aprovechar la aplicación municipal de las quejas para dar servicios sobre puntos conflictivos, oferta cultural... Áreas valladas para perros, fuentes con agua para beber, exigir a la Diputación que pague la gestión del CTR si no la asume. Ocuparse de la gente sin hogar, recuperar la marquesina y el espacio de la vieja estación. Vigilar que los bancos paguen el IBI por todos los pisos que detentan...

Cuidar y mostrar mejor el patrimonio, comenta mientras contempla los peligrosos desperfectos de la muralla romana paseable en Ruiz de Salazar. Le hubiera gustado visitar la cripta de la Catedral, «pero está cerrada, es inexplicable que esto ocurra. Cuando estábamos recogiendo firmas nos enteramos que la abrieron y fuimos. Lo enseñaba un técnico de informática. No es serio», abunda.

«Los ayuntamientos son la primera línea de combate de la política, es donde primero llega todo, como la infantería», cuerpo militar en el que se licenció como cabo 1º tras nueve años. «En el fondo soy un romántico», comenta.

La tarea es inmensa y «no hay varitas mágicas, hay que trazar un rumbo. Esa es una de las cosas buenas que aprendí en el ejército», ramite. La vida está llena de casualidades. Al final del paseo, y de dejarse invitar a un café con leche, coincide con Claudia León Prieto, de la lista de León en Común. Intercambian saludos e impresiones sobre la campaña. Se desean suerte. ¡Adiós! ¡Adiós!

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