Diario de León

UN PASEO CON...GEMMA VILLARROEL candidata de ciudadanos a la alcaldía de león

«Haré lo que exija el proyecto. No valgo para las medias tintas»

Defiende un proyecto «sincero y sensato» que se basa en sumar, en lugar del «divide y vencerás». No teme que Ciudadanos muera de éxito. «Crecemos poco a poco, consolidándonos».

León

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Programadora informática, experta en redes sociales y campeona de squash, reconoce que el ideario de Ciudadanos la atrapó enseguida. «Se dirige a todos los que sienten la necesidad del cambio». Pero sin bandos. «Somos la marca blanca de la política». Amante de la naturaleza, el deporte, los números y las matemáticas, leonesa con raíces en la berciana y minera Santa Cruz de Montes, reclama para León «más TIC que ladrillo»

La política, sobre todo cómo está la política, es un run run que recorre barras de bares y debates entre pandillas. A Gemma un día, en pleno fragor de remedios compartidos entre amigos, uno de ellos le espetó: «Pareces de Ciutadans». «Me sonó a catalán. Hablamos de Rivera. Hay que tener valor para hacer lo que él hizo». Cuando llegó a casa por la noche se enfrascó en el ordenador. «Abrí su web, leí el ideario que tenían de 2008. Aquello era justo lo que yo pensaba. Terminé de leerlo, pensé que había que involucrarse en el cambio y me afilié. Nadie me captó. Para Ciudadanos, me capté yo sola». Era 2014 y sólo cuatro leoneses habían dado el paso antes que ella. La quinta afiliada de la formación de Albert Rivera en la provincia recibió poco después la llamada de Sadat Maraña para colaborar. Esta campeona de squash, programadora informática y amante de la naturaleza y las matemáticas, puso en marcha las redes sociales en la provincia, y después el partido le confió montar el entramado de comunicaciones virtuales en la Comunidad. Ahora encabeza la candidatura del partido a la Alcaldía de León, y el despegue de la formación le augura una participación decisiva en la política municipal en los próximos años. «Haré lo que me pidan, lo que exija el proyecto. No valgo para las medias tintas».

De momento, Gemma Villarroel ha pedido vacaciones en su empresa para volcarse en llegar a todos los rincones del municipio en una carrera que tiñe de intenso naranja la campaña electoral leonesa. Desde el autobús que comparte con Rosa Luna, la candidata a la Alcaldía de Ponferrada (y a la que hace referencias a menudo), donde el tamaño del retrato de las dos jóvenes y guapas aspirantes todavía le apabulla. Con la furgoneta que serpentea por los barrios de forma mucho más discreta. En las carpas que se montan y desmontan incansables en plazas de la ciudad para trasladar el mensaje a los ciudadanos. Muchos se acercan curiosos por el partido de moda y las candidatas. Una mujer investiga el origen de la aspirante: «Yo también soy Villarroel. No hay muchos. ¿Tú de quién eres?». Otros buscan que el folleto propagandístico venga acompañado de un ‘detalle’. Un llavero antiestrés, una bolsa plegable,... «Mecheros, ¿no tenéis?». No tenían, pero los hicieron.

Raíces bercianas y mineras

La candidata naranja a la Alcaldía de León nació en la ciudad, pero hunde sus raíces en la berciana Santa Cruz de Montes. A la sombra del Pozo Salgueiro en el que el padre dejó una vida de minero que comenzó de rapaz y terminó de vigilante, con los pulmones enredados entre el polvo negro y un cáncer que no le hace perdonar la partida diaria. Gemma vivía y estudiaba en la capital, y «en verano, dos meses al pueblín. Para ir a la piscina del pueblo del al lado, atajábamos trepando por la escombrera». La vena asilvestrada de los niños que han campado libres por el estío rural se le escapa continuamente por la sonrisa, por la vitalidad, por la frescura con la que entrelaza el compromiso con la sociedad que la rodea y los anhelos personales.

Los hay deportivos y desde luego políticos. Estos últimos teñidos siempre de compromiso social y responsabilidad ciudadana. La candidata no despliega proyectos ni larga la retahíla del programa electoral. Lo suyo son las ideas y los principios. Cómo ponerlos en práctica, y sobre todo cómo conseguir que sean palpables para los leoneses, parece tarea a futuro. El proyecto de Ciudadanos se muestra anclado en el mensaje de cambio, de regeneración, de transparencia. Los potenciales de la ciudad se revelan claros, cómo conseguirlos queda relegado al ejercicio de la gestión.

Sí tiene clara una cosa: «No tenemos ideología, pero sí ideario. Somos la marca blanca de la política. Se acabaron los rojos y los azules, los bandos. Queremos un futuro mejor y un país moderno. Tenemos que ser europeos, pero con buen clima». El sentido del humor rubrica muchas de las proclamas de Villarroel, que pasa así del gesto decidido a la sonrisa pícara en cuestión de segundos.

Tampoco elude las cuestiones a las que tendrá que enfrentarse. Respecto a los problemas de gobernabilidad y los rocambolescos pactos que supuestamente alumbrarán las urnas, responde serena un «no por nuestra parte. Ciudadanos está por apoyar los proyectos sensatos, vengan de quien vengan. Siempre vamos a defender lo que beneficie a los ciudadanos. Los buenos proyectos lo son, vengan de quien vengan». Quizá también por eso define su proyecto político como «sincero y sensato». Y llama a abandonar el derrotismo que ha lastrado a menudo la moral de los leoneses. «Somos el partido del positivismo. No es tiempo de quejarse. Lo que está, está; y tenemos que salir adelante».

Los encargados de realizar este proyecto si las urnas les respaldan son «un equipo de gente normal, que tiene la vida resuelta y no busca un puesto. Somos profesionales que siguen un ideario, marcado por el deseo de mejora de la ciudad. Somos gente preparada, y queremos rodearnos de talento». Con el respaldo de quienes «tengan un sentimiento global de necesidad de cambio». Por ello no sólo critican la corrupción, sino la mala gestión pública que se ha venido llevando a cabo. «Hay muchos edificios vacíos que pueden ponerse a disposición de la gente que quiere emprender. Y para eso, mejor las nuevas tecnologías que el ladrillo».

Los motores de León

Trabajo y esfuerzo («de lo que a veces han faltado ganas») es lo que defiende Ciudadanos por ejemplo para impulsar el motor que el turismo debe representar para la provincia. «La ciudad y la provincia son maravillosas, hay patrimonio, cultura, gastronomía,... Tenemos que poner a León en el mundo». Para ello «tiene que haber empresas que pongan ideas, paquetes vacacionales, intercambios con otros destinos turísticos».

Pero León no puede vivir sólo del turismo. «Hacen falta otro tipo de empresas. Las TIC son un buen referente para implementar León». Y aprovechar los potenciales. «Estamos dejando escapar muchas oportunidades, mira el caso de Torneros...». Gemma Villarroel reconoce que «lo que más preocupa a la gente es el empleo». Y la corrupción. «Lo que nos piden en la calle es que no seamos más de lo mismo». La candidata sabe que los ciudadanos han perdido la confianza en la clase política. «Ahora yo les pido que confíen en mí. Sé lo que sienten. Yo sentía lo mismo». Pero frente al descrédito «hay que ser conscientes de que la política tiene que existir. Y participar en ella con honestidad. Si no lo haces tú, otro lo va a hacer por ti, porque el sistema existe. Y si algo que te incumbe se decide por 51 votos contra 49, ¿realmente creemos que no tiene importancia nuestra participación?».

Con esta premisa se esfuerza por transmitir la idea de que el voto es útil. Incluso cuando predica en el desierto: mientras otra marea naranja baja hacia la plaza de Santo Domingo. Decenas de turistas con un pañuelo del color ‘ciudadanos’ al cuello. Son portugueses de una asociación religiosa. Regresan desilusionados a su autobús porque querían rezar en la Catedral leonesa, pero les han dado con las puertas en las narices porque había misa. «¿Ves? Esto es lo que no podemos hacer...».

A lo que sí se rinde la joven candidata es a la figura del líder nacional de su partido. «Albert te enamora. Es un gran líder, ha sido nuestro referente. El sentido común, que comunica claro y transparente. No habla para agradar, dice lo que piensa. Y lo explica. Entonces la gente lo entiende». ¿No temen el efecto de la batalla catalanista fuera de allí? «Él es el catalán que más ha sufrido en Cataluña».

Su modelo político sí es un referente para quienes defienden sus siglas fuera de aquella autonomía. «Comenzó intentando mejorar su barrio. Su ideal es ayudar a los demás, y eso fue creciendo. Es la filosofía del sumar, frente al divide y vencerás».

Nuevos modelos

Son los nuevos protagonistas de la vida política española, y también municipal. Como Podemos y sus ofertas locales. ¿Les han beneficiado los problemas de Podemos? «Nosotros somos objetivos, Ciudadanos es más de hacer las cosas bien, paso a paso. Podemos ha aprovechado la indignación, pero sin las ideas claras. Y la gente ha perdido la confianza. Ciudadanos tiene un crecimiento contenido, pero sólido. La gente conoce nuestras ideas, las llevamos en el ADN, es difícil pillarnos en contradicciones».

En la montaña rusa de las encuestas y la indefinición de los electores, ¿no tienen miedo a morir de éxito? «No. Nuestro crecimiento ha estado marcado por la estabilidad. Y yo sólo pongo la mano en el fuego por mi. Habrá garbanzos negros, como en todas partes, pero tienen que estar fuera del partido. De hecho nuestra formación tiene una garantía de responsabilidad subsidiaria sobre los perjuicios por posibles corrupciones. Y eso nos obliga a estar vigilantes».

Con estas armas y el respaldo de lo que los ciudadanos largan en las encuestas (habrá que ver qué meten finalmente en las urnas) Gemma Villarroel afronta la recta final de su primera campaña electoral. Encarna la fe en una alternativa que, más allá de los idearios, refleja la trayectoria y las inquietudes de tantas familias leonesas... «Soy la quinta de seis hermanos. Los seis estudiamos, gracias al esfuerzo y sacrificio de nuestros padres, que hasta ahora no han sabido lo que es ir a comer a un restaurante o ir de vacaciones. Ojalá yo sea capaz de hacer lo mismo por mis hijos».

Sus padres son una referencia permanente en su discurso. «Son la generación ‘del huevo’. Han cuidado a sus padres, nos han criado a nosotros, y ahora cuidan de los nietos. Tienen ganado el cielo». En la política lo tiene claro. «Me preguntan si soy la raqueta, la pelota o la pared. Soy la raqueta que impulsa la pelota contra la pared». En la familia, tiene el apoyo incondicional de su marido y sus hermanos. ¿Sus padres? Él, orgulloso. «Ella se santigua 25 veces al día. ‘Hija, ten cuidado dónde te metes. Tú sé buena’. Le asusta un poco todo lo que cuentan del Ayuntamiento...».

¿Y a la candidata? ¿Le asusta? «Soy la quinta de seis hermanos. Ocho en una casa con un sólo baño. ¿Miedo?...»

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