Diario de León

LA TRASTIENDA ELECTORAL JULIO GONZÁLEZ FERNÁNDEZ eS UNO DE LOS TRES regidores que mantienen el cargo desde las primeras eleciones locales de la democracia

«Yo soy como soy: no hago campaña»

El alcalde de Valdeopiélago suma 36 años en el cargo y aspira a la reelección.

El alcalde Julio González Fernández.

El alcalde Julio González Fernández.

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A. Domingo | Redacción
León

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Julio González Fernández era un panadero de 26 años que se presentó por la UCD a las primeras elecciones democráticas municipales. Su mentor, el hasta entonces regidor, José Luis Tascón, ya fallecido —«gran alcalde, amigo y compañero»—, le acompañaba en el segundo puesto de la candidatura. Y el panadero, aun sin esposa, ganó y ha encadenado triunfos hasta 2011.

Pocos habrán logrado como González llevarse el 100% de los votos emitidos. Corría el mes de mayo de 1983 y en Valdepiélago sólo se presentaba su candidatura —la coalición que formaron Alianza Popular, el Partido Demócrata Popular y la Unión Liberal—, que obtuvo los 219 votos emitidos, el 53,68% del censo. Ni uno solo en blanco, ni uno solo nulo... Aunque hay que contar las 189 abstenciones, el 46,32% del censo, de quienes no tuvieron una alternativa. Posteriormente se ha enfrentado a candidatos del PSOE y la UPL, sin que le hayan arrebatado, al menos de momento, más de dos concejales sobre siete. Julio González no hace campaña electoral. «Yo soy como soy. Si soy bueno, continuaré siéndolo y, si no, ya no voy a mejorar», señala a los 62 años.

González llegó al Ayuntamiento cuando los pueblos carecían de infraestructuras urbanísticas, que luego se construyeron «gracias a los fondos del desaparecido Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (Iryda) del Ministerio de Agricultura» y conoció el trabajo en la Diputación durante 16 años. Allí pasó ocho años en la oposición y otros tantos en el equipo de gobierno, con responsabilidades en Educación, Cultura, Turismo y Deporte.

Considera que un alcalde de pueblo de montaña debe dedicar más tiempo a estar junto a los vecinos que a la tarea administrativa, que, especialmente en tiempo de crisis, «son las limosnas de la Diputación y la Junta». Los vecinos «quieren tenerte cerca en los momentos buenos y en los menos buenos. Quieren que estés encima de las cuestiones cuando la gente lo necesita».Y lo que le preocupa, porque en 36 años no ha visto nada que le sorprendiera, es la despoblación: «La gente va desapareciendo y los jóvenes se buscan la vida en otros lugares. Antes, aquí se vivía de la minería. La de aquí, era la de segunda división y ya cerró. Ahora cierra también la de primera —quién iba a suponer que la Vasco se iba a encontrar e n esta situación— y no hay una industria alternativa». La minería se muere «por motivos políticos. Porque se prefiere el carbón de fuera» y no apunta más, «porque desconozco los entresijos».

Asegura llevarse bien con la oposición —«aquí no hablamos de política: de divorcio y aborto»— y no sabe si el próximo será su último mandato: «Primero hay que ganar, estar los cuatro años y luego Dios dirá».

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