Ríos, zonas verdes y movilidad sostenible

En mi opinión, los responsables municipales deberían prestar atención en los próximos cuatro años desde el punto de vista medioambiental al menos a tres aspectos fundamentales. Los ríos. El Torío y el Bernesga son un auténtico lujo para nuestra ciudad. Ambos cauces tienen un altísimo valor ambiental, paisajístico y educativo, y no necesitan de grandes inversiones para sacarles provecho; en gran parte, basta con acompañarlos en su recuperación natural, y por eso es necesario olvidar los planes de la anterior corporación de tala de la vegetación, aunque sea selectiva, de sus riberas: la naturaleza está restañando las heridas propiciadas con esas bárbaras escolleras construidas hace unos cuantos años. También es urgente proteger la isla de San Marcos, con una importante colonia de martinete que se puede ver amenazada al ser accesible en los meses de cría.

Nuestros ríos son también una herramienta muy potente de educación y sensibilización: en menos de un kilómetro, en el centro de la ciudad, podemos reconocer la práctica totalidad de los árboles, y muchos arbustos, propios de los ecosistemas de ribera; han salido allí sin que nadie los plantara, y con una mínima inversión podrían convertirse en un recurso didáctico para centros escolares y población en general.

Las zonas verdes. Deben ser gestionadas con una visión más integral, y teniendo en cuenta a la avifauna: no puede ser que se hagan trabajos masivos de poda en plena época reproductora, afectando a numerosas especies –algunas amenazadas-. Y es necesario plantar nuevos árboles, que sustituyan a los enfermos o muertos. Además, es imprescindible prohibir de manera inmediata el uso del glifosato, un herbicida muy utilizado en nuestros parques y jardines que la Organización Mundial de la Salud acaba de reconocer como cancerígeno.

Movilidad sostenible. León es una ciudad ideal, por tamaño y configuración, para hacer la mayoría de los desplazamientos caminando o en bicicleta. En términos de movilidad, deben tener prioridad los peatones, seguidos de la bicicleta, un transporte público colectivo (eficiente, lo que significa cambiar el modelo actual), y por último el vehículo privado. Más que construir nuevos carriles bici (algo por otra parte imposible de plantear, dada la deuda municipal), el reto estar en conseguir la coexistencia entre bicicletas y vehículos de motor: limitar el acceso de vehículos e incrementar las zonas 30 son las mejores opciones. Esta apuesta por una movilidad sostenible es una de las principales vías para reducir la contaminación acústica y atmosférica. Además, sería necesario minimizar los riesgos para el peatón; lo que de verdad funciona, aparte de las medidas ya indicadas, es la construcción de badenes elevados en los pasos de cebra.

No me queda espacio para proponer otras medidas también muy necesarias como desarrollar una política activa de compras verdes, evitar el despilfarro del agua o mejorar la gestión de los residuos…Mucha suerte a la nueva corporación, y ojalá que consigan hacer de León una ciudad más habitable y amable para sus ciudadanos, ¡animales incluidos!