Diario de León

El Gobierno pinta un cuadro económico negro para la independencia catalana

Montoro y De Guindos mantienen que es insostenible, pero Mas asegura que es viable.

Artur Mas defendió ayer la viabilidad económica de Cataluña.

Artur Mas defendió ayer la viabilidad económica de Cataluña.

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r. gorriarán | madrid
León

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El Gobierno pinta un panorama económico desastroso para una Cataluña independiente. La secesión, diagnosticaron al alimón los dos ministros económicos del Ejecutivo, es imposible desde todo punto de vista y no la contemplan los organismos financieros internacionales ni los inversores extranjeros. Un panorama en las antípodas del que maneja Artur Mas, que aseguró que se producirá, y no solo será viable sino que muy rentable.

Los análisis económicos del Gobierno central y de la Generalitat sobre las consecuencias económicas de la secesión de Cataluña no pueden ser más dispares. Con los mismos supuestos y similares números, las conclusiones son opuestas. Para el titular de Economía, Luis de Guindos, la ruptura «no es un escenario» creíble porque «ni es racional ni es realizable». En los foros internacionales y en los mercados financieros, aseguró, «no lo incorporan a sus expectativas».

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, estimó que la independencia de Cataluña «no tiene ningún sentido» y «nadie se la cree». Pero en el hipotético caso de que se llegara a materializar no sería «sostenible económicamente», aunque sus consecuencias, vaticinó, serían «terribles y dramáticas» tanto para Cataluña como para el resto de España dado que echaría por tierra la recuperación económica y la creación de empleo.

Una visión que compartieron el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y el de la Cámara de Comercio de España y presidente de Freixenet, José Luis Bonet, quienes alertaron de un regreso a situaciones como «las vividas por la crisis en los últimos años» con un retroceso en la actividad económica y «peores condiciones de vida». Ambos empresarios, que firmaron ayer una carta abierta en el diario La Vanguardia , dieron por hecho que tras la independencia Cataluña tendrá que «saltar del tren europeo», las inversiones decaerían y se producirían «deslocalizaciones» de empresas.

Los numerosos estudios divulgados hasta ahora alcanzan conclusiones antagónicas. Los economistas Germá Bel y Oriol Amat, candidatos de la lista Junts pel Sí, sostienen que tras la segregación Cataluña tendría un superávit en sus cuentas de 11.000 millones de euros, un salto adelante notable ya que el déficit actual de la Generalitat bordea los 5.000 millones anuales. Los mismos expertos aseguran que mejoraría en 24.000 millones la partida destinada al pago de pensiones al dejar de contribuir a la caja de España. El programa de Junts pel Sí sitúa los costes de la segregación en 39.507 millones, pero estima que los ingresos gracias a la recaudación de todos los impuestos serían de 45.317 millones de euros. Cataluña, concluyeron Bel y Amat, sería la duodécima economía de la UE con un potencial similar al de Israel.

Unas cuentas que no salen en el Ministerio de Hacienda y tampoco en los estudios de otros expertos. Una investigación del profesor José Vicente Rodríguez Mora de la Universidad de Edimburgo sostiene, por ejemplo, que el retroceso del PIB catalán sería de entre el 4 y 9% en función de las variables que se utilicen en el cálculo.

El presidente catalán, por supuesto, se apuntó a las tesis de los economistas independentistas y defendió la viabilidad de una Cataluña separada de España.

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