Diario de León

Los barones del PSOE se muerden la lengua en un tenso Comité Federal

Sánchez ha soliviantado al partido con el fichaje de la ex de UPyD Irene Lozano.

Pedro Sánchez, durante su intervención en la reunión del Comité Federal.

Pedro Sánchez, durante su intervención en la reunión del Comité Federal.

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paula de las heras | madrid
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Sería difícil encontrar una voz en el PSOE que no comparta una de las principales afirmaciones del discurso pronunciado ayer por Pedro Sánchez durante el Comité Federal que aprobó las listas del partido a las generales del próximo 20 de diciembre: «2015 está siendo un mal año para la derecha». Pero cuando tenía el viento de cola para sacar ventaja de la situación, el jefe de la oposición se ha marcado dos goles en propia meta, que han dejado tocada la moral de los suyos. En solo una semana, ha descafeinado por completo su machacona promesa de «derogar» la reforma laboral del Gobierno y, lo más peligroso para su liderazgo interno, ha soliviantado al PSOE con el fichaje, como ‘estrella regeneradora’, de la ex diputada de UPyD Irene Lozano.

Ante las cámaras, algunos de los principales barones del partido trataron de rebajar la tensión generada a lo largo de todo el viernes por lo que muchos consideran una «ocurrencia ofensiva» de Sánchez. El extremeño Guillermo Fernández Vara, que -como Felipe González ayer– había dicho que lo primero que tiene que hacer Lozano es pedir perdón a todos los socialistas que se sienten ofendidos por las críticas que vertió contra ellos desde el partido de Rosa Díez, dijo estar convencido de que, pese a todo, Sánchez ha buscado «lo mejor» para las opciones electorales del PSOE. Y el castellano-manchego Emiliano García-Page apuntó que ahora la ‘independiente’ va a poder contar a todo el mundo «la cantidad de gente honrada y trabajadora que hay en el PSOE».

El dictamen de las candidaturas salió además adelante con sólo tres votos en contra y seis abstenciones porque, a dos meses de las elecciones, nadie quería tomar una decisión tan drástica como la de tumbar una lista que, al fin y al cabo, encabeza su secretario general. Pero no faltaron los gestos elocuentes de enfado.

Susana Díaz no quiso pronunciar palabra ni fuera (ante la prensa) ni dentro (ante el partido) porque, como bien se encargaron de dejar claro sus más afines, nada de lo que podía decir habría sido bonito.

En el partido llamó la atención igualmente el hecho de que ningún presidente autonómico quisiera tomar la palabra.

Los más preocupados apuntan a una ausencia de ideas con gancho, más allá de una reforma de la Constitución que admiten como «necesaria pero insuficiente». Este miércoles, la presentación de la propuesta del partido en materia de empleo terminó de decepcionar a quienes esperaban empezar a abrir brecha. No solo el acto fue deslucido sino que, lo más grave, se llevó por delante una de las principales armas electorales del partido hasta la fecha. Sánchez ya no habla de «derogar» la reforma electoral.

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