«Montserrat apretó el gatillo pero el plan fue obra de Triana»

Carlos Rivera, letrado de la acusación particular que representa a Jesús Luis López-Brea, el compañero sentimental de la víctima, advirtió de los tintes políticos de la causa: «En algunos momentos de este juicio se va a intentar juzgar a la víctima y no a las asesinas. Van a intentar oscurecerles a ustedes con el mundo de la corrupción política y muchos de los hechos no se van a poder contrastar por la negativa a contestar por parte de las asesinas».

Insistió Rivera también respecto al hecho de que las dos principales imputadas insistan reiteradamente en que la presidenta de la Diputación Provincial cercenó de raíz la carrera política de la joven y mostró su rechazo.

CARLOS RIVERA

ACUSACIÓN (PAREJA DE CARRASCO)

BAUTISMO CON APROBADO

Para la opinión pública, la voz del cabeza del bufete era prácticamente desconocida. En su primera gran aparición se apoyó en un par de argumentos de peso que le convirtieron en una de las sorpresa de la jornada. Habrá que esperar para ver si su papel secundario es cosa del pasado y vuelve a cobrar un especial protagonismo.

«Triana dice que le cortaron su carrera de concejal. ¿Cuánto tiempo iba a serlo, quince días? Había elecciones cuando quedó libre el puesto, no iba a durar más. Respecto a que sufrió inspecciones de Hacienda ¿quién de ustedes no las ha sufrido?. La oposición es la madre del cordero, impidió a Triana entrar en la Diputación...Se presentó al examen y sacó un 2,5. Había suspendido. Y el tema sexual apareció ya pasado el tiempo, en un primer momento le pregunta su abogado a Triana y dice que no hubo insinuaciones nunca».

Desde un primer momento se barajó la tesis de que el plan para asesinar a Carrasco se llevara planeando mucho tiempo. La imputada reconoció por la tarde en sala que al menos desde el verano del año 2012. Rivera fue un poco más allá: «Vamos a demostrar que este plan llevaba fraguándose dos años, que la asesina hizo bastantes pruebas de tiro para llegar a disparar como una profesional, que la justificación del asesinato es económica porque se impide a esas dos mujeres vivir bien con el sueldo de la Diputación».

Contundente en el aserto, cerró su intervención con una reflexión en voz alta: «La que apretó el gatillo fue la madre pero el cerebro de la operación fue la hija. Era una locura bastante administrada, muy bien calculada y con unos fines perfectamente definidos».