Diario de León

El papel de La Zarzuela, presente en varias versiones

La infanta, Urdangarín y Torres coinciden en la labor de los altos cargos en Nóos.

Urdangarín y su mujer, la infanta Cristina, a la salida del lugar donde se celebra el juicio. CATI CLADERA

Urdangarín y su mujer, la infanta Cristina, a la salida del lugar donde se celebra el juicio. CATI CLADERA

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León

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m. sáiz-pardo | palma

El puzle sobre el papel de la Casa Real en el entramado Nóos empieza a resolverse tras las declaraciones de los principales imputados del caso, pero aún faltan piezas. Y piezas importantes. Por fin las versiones de los protagonistas sobre el grado de implicación de Zarzuela en los negocios de Iñaki Urdangarín y Diego Torres empiezan a coincidir después de cinco años de flagrantes contradicciones. Todos, incluida la infanta Cristina, apuntan ya sin ambages a la responsabilidad -por dejación, omisión o cooperación- de algunos de los más importantes ‘fontaneros’ de la Casa Real en la época, pero nadie ha revelado quién dio las órdenes a estos altos cargos y asesores de don Juan Carlos de supervisar o, a veces, incluso ayudar en los enredos de Urdangarín. Y por qué estas personas hicieron la vista gorda ante la evidencia de que el cuñado de Felipe VI y su socio se estaban saltando continuamente la legalidad, tanto en sus relaciones con las administraciones que les adjudicaban a dedo como en sus amaños contables, financieros y fiscales para desviar a sus bolsillos más de seis millones de euros públicos.

Cristina de Borbón lo dijo meridianamente claro el pasado jueves: «Todo lo que hacíamos estaba controlado». La infanta se sumaba así, como ya había hecho su marido, a la tesis de Diego Torres, quien hasta entonces había sostenido en solitario (aunque amparado en una montaña de mails) que la Casa Real supervisaba absolutamente todo y que Zarzuela jamás hizo un solo «reproche», como recordó Urdangarín.

Desde luego, esa versión de la supervisión extrema de Urdangarín y Torres por parte de la Casa Real sí que encaja perfectamente con la cascada de mails en los que los dos dirigentes de Nóos, pero también trabajadores del instituto, se dirigían continuamente a García Revenga o a Fontao en busca de instrucciones o autorizaciones.

Torres sí que se atrevió a insinuar que todos estos ‘fontaneros’ reales trabajaban por orden del entonces jefe del Estado y reportaban a Juan Carlos I.

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