El paradero del dinero, un misterio sin resolver

Desde que Mario Conde fue condenado por partida doble en los casos Banesto y Argentia Trust hay elemento objetivo sin resolver, una sospecha y la constatación de un hecho. Por comenzar por el final, el hecho incuestionable es que quien fuera presidente de Banesto y la representación viva del enriquecimiento fulgurante, el padre de todos los pelotazos, nunca ha estado muy dispuesto a devolver el dinero que según los tribunales se llevó de forma ilícita del banco. El elemento objetivo sin resolver es el paradero del dinero, ya que desaparecieron 23 millones de euros y entre Mario Conde y quiera fuera consejero delegado de la entidad, Arturo Romaní, tan sólo han devuelto 7,5. La sospecha que ha flotado siempre en el aire, para cerrar ese círculo, es que Conde ocultaba al menos una parte de su fortuna en Suiza o en algún paraíso fiscal y que era eso y no sus nuevos negocios lo que le permitía mantener un tren de vida de alta velocidad.

«Está Suiza para ocultar dinero», solía argumentar cuando le preguntaban por el misterio. Pero es que, en realidad, Conde jamás admitió haberse llevado un euro —una peseta entonces—, de la misma forma que jamás fue autocrático con la gestión que realizó al frente del banco, ni reconoció que llevó la entidad a un desbarajuste olímpico con un agujero que superó los 3.600 millones de euros. Claro que la perspectiva histórica también permite concluir que el gran Mario era un principiante en el arte de abrirle brechas a un balance bancario, a la vista de las experiencias posteriores que se han contabilizado en este país.