Diario de León

El presidente de Murcia dimite para que la oposición no tome el poder

El PP llegó a ofrecer a C’s la «suspensión temporal de funciones» de Sánchez a la espera del veredicto.

Pedro Antonio Sánchez presentó ayer su dimisión como presidente del Gobierno de Murcia. M. GUILLÉN

Pedro Antonio Sánchez presentó ayer su dimisión como presidente del Gobierno de Murcia. M. GUILLÉN

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nuria vega | madrid

El caso Púnica reventó ayer el juego de equilibrios que mantenía aún a Pedro Antonio Sánchez en la presidencia del Gobierno de Murcia. La decisión del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco de solicitar una nueva investigación sobre el líder regional dejó al PP sin argumentos para «aguantar hasta el final» el órdago de Ciudadanos. El momento del desenlace había llegado. La presión durante toda la jornada se volvió tan insoportable, que a última hora de la noche el jefe del Ejecutivo murciano resolvió dimitir y facilitar así que los populares conservaran el Ejecutivo autonómico. La renuncia acabó registrándose en la mañana de ayer en la Asamblea.

Terminó un proceso en el que el PP había perdido ya por el camino todas sus bazas. El riesgo real de que Ciudadanos respaldase la moción de censura del PSOE se materializó, apuntan en la formación, tras la solicitud del juez Velasco. Fuentes de la dirección nacional y del PP de Murcia garantizan que el lunes tuvieron la certeza de que los liberales sumarían sus votos a los de Podemos para convertir al socialista Rafael González Tovar en presidente «tanto si se comprometía a convocar elecciones como si no». El caso Púnica, justifican los conservadores, abocó al partido de Albert Rivera a cumplir su amenaza e hizo saltar por los aires la negociación.

Hasta entonces, el PP había intentado explorar una vía alternativa. En la encrucijada de no perder el Gobierno autonómico pero respetar la «presunción de inocencia» de Pedro Antonio Sánchez, los populares ofrecieron a Ciudadanos «la suspensión temporal de funciones» del presidente hasta que la justicia resolviera si había indicios para archivar la investigación del caso Auditorio o si procedía continuar con la instrucción. Pero esa posibilidad, sin más concreción sobre cómo podría aplicarse, terminó volviéndose inviable.

El fracaso de la negociación

Todos las soluciones imaginativas para salvar a Sánchez acabaron en vía muerta. Y lo que sí enfatizan varios cargos del PP es que perder el Gobierno «nunca fue una opción». «Eso es impensable para un partido», aseguran. Esa línea roja, que se deslizó la semana pasada en conversaciones privadas, había enervado ya a los populares en Murcia, que amagaron con enrocarse en torno a su presidente ante quien fuera. El lunes, sin embargo, una reflexión, abordada también con la cúpula nacional, les hizo concluir que el «precio» electoral y político de ceder el Ejecutivo era demasiado alto.

Fuentes del PP señalan que también Mariano Rajoy, que hace tiempo que se apartó a un segundo plano, mantuvo una conversación con Sánchez. El suyo, en cualquier caso, tampoco es un papel fácil de asumir. El pulso que el líder de Ciudadanos echó al presidente del Gobierno se ha saldado, en una primera lectura, con la victoria de Rivera, que se cobra la cabeza de un barón autonómico.

Injusticias que persiguen

El discurso para hacer frente a los liberales, de hecho, ya ha comenzado a articularse. El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, advirtió, sin citar expresamente a Ciudadanos, de que los populares «están vivitos y coleando». «Algunos puede que hoy sonrían, pero queda la segunda parte del partido», avisó. Del mismo modo, el líder murciano, que sostiene su convicción de que ni el caso Auditorio ni el de la red Púnica tendrán recorrido, pronosticó que «hay injusticias que a quien las comete le persiguen toda la vida».

En caso de archivo, sin embargo, Martínez-Maillo no se atrevió ayer a anticipar su restitución. «Será el PP de Murcia el que tenga que tomar las decisiones», despejó. Por ahora, Sánchez mantiene el liderazgo territorial del partido, su acta de diputado y, por lo tanto, su aforamiento.

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