Diario de León

Puigdemont: «A un pueblo movilizado no le podrán hacer ni cosquillas»

El independentismo se conjura para que el referéndum del 1 de octubre no sea un nuevo 9-N.

Artur Mas y Carles Puigdemont se saludan al inicio del Consell Nacional del Pdecat. ROBIN TOWNSEND

Artur Mas y Carles Puigdemont se saludan al inicio del Consell Nacional del Pdecat. ROBIN TOWNSEND

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cristian reino | barcelona

El día después de anunciar que convocará un referéndum para el 1 de octubre de este año, Carles Puigdemont llamó a la movilización de la ciudadanía, a la que animó a participar en la consulta para «culminar el proceso». En un acto de partido frente a la plana mayor del Pdecat reunida en Lloret de Mar (Gerona) por una convención municipal, el presidente de la Generalitat trasladó a la población buena parte de la responsabilidad de que el proceso pueda acabar con éxito y advirtió al Gobierno central de que el proyecto independentista es imparable. «Nos podrán inhabilitar, suspender, amenazar y querellar, pero a todo un pueblo movilizado no le podrán hacer ni cosquillas», afirmó.

Puigdemont buscaba la reacción de la ciudadanía, que en los últimos tiempos, como se pudo comprobar en las concentraciones de la ANC por la comparecencia ante el juez de Carme Forcadell o tras las condenas por el 9-N, le cuesta salir a manifestarse mucho más que al inicio del proceso. El independentismo tratará hoy hacer una nueva demostración de fuerza y Puigdemont llamó a acudir al acto organizado por la ANC y Ómnium en Barcelona. Se trata de ir apretando filas, pues en los próximos cuatro meses el secesionismo se juega buena parte de su futuro en función de la fuerza que muestre la población en la calle. Ya sea como respuesta a eventuales inhabilitaciones o querellas contra dirigentes soberanistas o, sobre todo, por la participación que pueda registrarse el 1 de octubre, en caso de que haya urnas.

Sobre el papel, el Gobierno catalán tiene muy complicado poder organizar una votación que no acabe siendo un nuevo 9-N, pues a día de hoy no hay censo oficial, ni una ley que ampare la consulta, ni el reconocimiento de Madrid ni de Bruselas y reconoce en público que para organizar una jornada electoral no son imprescindibles los funcionarios, según Marta Rovira (ERC).

No repetir un nuevo 9-N es el reto que el Ejecutivo catalán tiene ante sí en los próximos cuatro meses. «Lo que dará todo el sentido y la legitimidad plena» a la consulta será una participación importante, afirmó Artur Mas. «Es muy importante que el 1 de octubre vaya a votar más gente que el 9-N», remató. El objetivo soberanista pasa por superar los tres millones de votos, que sería franquear la barrera del 50% de participación (en el 9-N hubo un 35% y en el referéndum del Estatuto, un 48%).

Aunque de momento sólo ha hecho un anuncio y no ha firmado el decreto de convocatoria de la consulta, el presidente de la Generalitat presumió de haber cumplido con el mandato de convocar a las urnas «un año y medio después».

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