Diario de León

Los terroristas planeaban la mayor cadena de atentados del yihadismo en Europa

La célula estaba compuesta por una docena de marroquíes hasta ahora desconocidos para los servicios antiterroristas

Cientos de ciudadanos se han acercado a Las Ramblas para dejar flores y velas encendidas en un punto de la calzada central, situado frente al Teatre del Liceu, sobre un cartel con el lema "Catalunya, lloc de pau" ("Cataluña, lugar de paz").

Cientos de ciudadanos se han acercado a Las Ramblas para dejar flores y velas encendidas en un punto de la calzada central, situado frente al Teatre del Liceu, sobre un cartel con el lema "Catalunya, lloc de pau" ("Cataluña, lugar de paz").

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MELCHOR SÁIZ-PARDO | MADRID
León

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Pretendían provocar la mayor cadena de atentados yihadistas de la historia reciente de Europa. Debía ser el caos absoluto. Un golpe al corazón de Barcelona que iba a incluir atropellos masivos en la ciudad condal, explosiones y apuñalamientos. Mucho más que los atentados recientes en la Unión Europea perpetrados por 'lobos solitarios' autorradicalizados o por células bastante restringidas.

El grupo yihadista que ejecutó la matanza de Las Ramblas y el atentado de Cambrils planeaba una serie de ataques que pretendían superar, incluso, la masacre del 11-M en Madrid. Sólo la explosión fortuita de su 'cuartel general', en la localidad tarraconense de Alcanar la noche del miércoles, evitó que esta célula compuesta por, al menos, una docena de veinteañeros marroquíes totalmente desconocidos para las fuerzas de seguridad y los servicios de información, consiguiera su objetivo de sacudir Barcelona con una serie de atentados inéditos en occidente. Al final, solo pudieron perpetrar los atentados "improvisados" -a la "desesperada", en palabras de los Mossos- de Barcelona y Cambrils, mucho menos mortíferos de lo que habían planeado.

"Creemos que llevaban meses preparándolo, explicó el major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, poco antes de que sus agentes confirmaran que el hombre más buscado, el adolescente Moussa Oukabir, de quien todo apunta (aunque sin confirmación oficial) que fue el supuesto autor del atropello de Las Ramblas, había muerto en el enfrentamiento con la policía autonómica la madrugada del viernes en Cambrils.

La célula, según mandos de la investigación antiterrorista, estaría básicamente desarticulada o, cuanto menos, neutralizada, a falta de que los Mossos d'Esquadra confirmen, a través de las huellas dactilares, las identidades de dos de los cuatro terroristas muertos y el herido tras el atentado en el paseo marítimo de Cambrils.

Núcleo duro

A falta del último cotejo, las fuerzas de seguridad mantienen activa la búsqueda de dos de los terroristas que serían del núcleo duro de la célula terrorista. Al corazón del grupo, de gran complejidad, con residencia legal en España y que tenían su base logística entre la localidad gerundense de Ripoll y la casa que estalló en Alcanar, pertenecían al menos cinco jóvenes de entre 17 y 23 años, todos nacidos en Marruecos, encabezados por el fallecido Moussa Oukabir, de 17 años. Junto a él, fallecieron en Cambrils los hermanos Omar y Mohamed Hychamy, que podrían haberle ayudado a huir desde Barcelona a la Costa Dorada. Huidos o muertos están otros dos terroristas: Said Aallaa, de 19 años, y Younes Aboyaaqqub, de 27 años. Todos ellos residían en Ripoll. Pero ellos -apuntan los servicios de Información de los Mossos- solo eran el núcleo duro de este extenso grupo. La policía autonómica ha detenido, entre el jueves y el viernes, a al menos otros cinco de los integrantes de este grupo. Se trata del hermano de Oukabir, Driss Oukabir, nacido en 1989, cuyo pasaporte fue encontrado en la furgoneta alquilada en el atropello masivo de Las Ramblas y que denunció el jueves el robo de su documentación; otros dos marroquíes de Ripoll amigos de los hermanos Oukabir y cuya identidad se desconoce; el único superviviente del tiroteo con los Mossos en Cambril en el que murieron cuatro terroristas; y Mohamed Houli Chemlal, amigo del supuesto autor material del atropello de Las Ramblas.

Este último arrestado ha sido clave para los investigadores para entender toda la evolución de los hechos y tratar de desentrañar la envergadura de la célula. Chemlal, de 20 años y melillense, habría ayudado a Moussa a alquilar la furgoneta del arrollo multitudinario de Las Ramblas y la otra furgoneta hallada en Vic, y que supuestamente iba a ser usada para un atentado con las bombonas de gas que hicieron estallar la vivienda. Chemlal, además, es familiar de varios de los terroristas muertos en Cambrils.

Desencadenante

De hecho, los Mossos creen que la captura en el hospital de Chemlal apenas horas después del atentado de Barcelona (y sobre todo la filtración de su identidad) fue la que precipitó el ataque de Cambrils ante el temor de que Chemlal les delatara desde su cama del Joan XXIII de Tarragona. Los terroristas -apuntan los responsables del operativo- habría "improvisado" el ataque de Cambrils sobre la marcha y con un simple turismo, convencidos de que los Mossos iban a detenerles, sobre todo después de que los Tedax de la policía autonómica descubrieran a lo largo de la tarde del jueves entre los restos del chalet adosado que había no sólo restos de butano y propano sino también componentes químicos para fabricar explosivos de mucha más potencia.

La tremenda deflagración que casi volatizó la casa provocó la muerte instantánea de otras dos personas, también supuestos miembro de la célula terrorista, cuya identidad no ha trascendido. Un marroquí, cuyo cuerpo se rescató poco después del siniestro, y el de un segundo presunto activista, cuyos restos -en muy mal estado- fueron hallados hoy por los Mossos. La gran explosión podría haber sido causada por el intento de los terroristas de fabricar Triperóxido de Triacetona, más comúnmente conocido como Peróxido de Acetona, un potenciador que habría convertido cualquier artefacto casero en una bomba letal. El problema -y eso quizás es lo que provocó el estallido- es que se trata de una mezcla muy inestable ante el calor.

La tesis de los servicios de Información de los Mossos -que comparten las fuerzas de seguridad del Estado y el CNI- es que esa mezcla explosiva debía cebar las dos furgonetas alquiladas por los terroristas en Telefurgo en una oficina de Santa Perpètua de Mogoda, en la provincia de Barcelona. Mandos de la lucha antiterrorista sostienen que el propósito primigenio de la célula no era atentar el pasado jueves en Las Ramblas con un 'simple' atropello masivo, sino perpetrar una cadena de atentados dentro de unos días, mucho más compleja, que habría sumido a la ciudad en un caos de mucha mayor envergadura. Debían haber sido al menos dos furgonetas que, tras los atropellos en una zona céntrica de la capital condal (probablemente Las Ramblas), deberían haber explotado.

Seguir matando

Al menos una docena de activistas, tras las embestidas mortales, tendrían que haber descendido de los vehículos armados con armas blancas y chalecos explosivos (verdaderos, no simulados como los encontrados tras el ataque de Cambrils) para intentar seguir asesinando indiscriminadamente a los viandantes antes de morir como 'mártires' abatidos. Pero -sostienen los investigadores- quizás los terroristas pretendían una cadena de ataques a mayor escala. Los Mossos indagan si los yihadistas intentaron alquilar un camión de gran tonelaje para perpetrar un atentado mucho más mortífero, inspirado en el atropello del Paseo de los Ingleses de Niza en julio del año pasado, el atentado que desató los atropellos masivos con la marca del Daesh.

Los servicios de información de la Policía, la Guardia Civil, Mossos y los servicios de inteligencia del CNI coinciden en que la célula de Cataluña, a pesar de su aparente bisoñez, tenía contactos con elementos importantes del Estado Islámico, probablemente marroquíes retornados de 'El Califato', que habrían operado como líderes del grupo, 'emires' en terminología yihadista. Varios hechos -explicaron responsables de la seguridad del Estado- avalan esta tesis. Los terroristas, no obstante, pese a su juventud y su amplio número, no cometieron ningún tipo de indiscreción, a diferencia con lo ocurrido con el grupo que perpetró el 11-M, que sí que había sido infiltrado en parte por la Policía y la Guardia Civil. De hecho, ninguno de los yihadistas cuyas identidades han sido conocidas hasta ahora había sido fichado por los servicios antiterroristas nacionales o aliados.

Los operativos buscan a un magrebí de unos cuarenta años al que testigos presenciales sitúan en los últimos meses en compañía de los veinteañeros, que se solía reunir en la casa deshabitada de Alcanar, que se había convertido, como en su momento la infravivienda de Chinchón para los terroristas del 11-M, en su cuartel general, tanto para el adoctrinamiento como para la preparación de la cadena de atentados.

En cualquier caso, los Mossos y los servicios antiterroristas del Estado coinciden en que esta célula habría sido creada de manera reciente y que habría sido sometida a un proceso de radicalización y adiestramiento muy rápido y "muy profesional". Lo reciente de su creación -se justifican- habría hecho imposible su localización.

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