Diario de León

Sánchez se vuelca con la censura contra Cifuentes

El PSOE ve una oportunidad de situar a Gabilondo como alternativa .

Pedro Sánchez durante la celebración del Día de la Rosa del PSOE del Alto Aragón. JAVIER BLASCO

Pedro Sánchez durante la celebración del Día de la Rosa del PSOE del Alto Aragón. JAVIER BLASCO

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PAULA DE LAS HERAS | MADRID

No todos en el PSOE las tenían todas consigo cuando el pasado miércoles, tras el pleno extraordinario celebrado en la Asamblea de Madrid para que Cristina Cifuentes despejara todas las dudas que pesaban sobre su máster en Derecho Autonómico, el líder de los socialistas madrileños, José Manuel Franco, y su portavoz en la Cámara autonómica, Ángel Gabilondo, anunciaron una moción de censura contra la presidenta de la comunidad. Ahora, visto cómo se han ido precipitando los acontecimientos, son mayoría los que muestran su satisfacción. «Todo son ganancias», sostienen en la ejecutiva de Pedro Sánchez. El PSOE, hasta ahora difuminado, ha tomado la iniciativa en un asunto que toca la fibra sensible de mucha gente y, especialmente, de buena parte de su electorado y, de una sola tacada, ha conseguido poner a Ciudadanos, el partido que en estos momentos se encuentra en «estado de gracia», en una posición muy incómoda mientras el supuesto candidato de Podemos, Íñigo Errejón, parece desaparecido en combate, bien porque no tiene asiento en el Parlamento, bien por las reminiscencias del escándalo en el que él mismo estuvo involucrado, a cuenta de su beca de investigación en la Universidad de Málaga.

Las posibilidades de que la propuesta prospere son muy limitadas y que Ángel Gabilondo perderá casi con toda probabilidad la votación del pleno, si es que llega a producirse. Pero en la dirección del PSOE sostienen que aun así la operación merece la pena. «Una moción de censura siempre tiene riesgo, pero más lo tiene no hacer nada», justicia el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. En 2014, un año antes de los comicios, él mismo planteó una a su antecesor del PP, José Antonio Monago, a sabiendas de que perdería. Políticamente, sigue creyendo que le salió rentable. Al propio exministro de Educación y exrector de la Autónoma no le quedó más remedio que asumir el análisis. «El riesgo sería no reaccionar ante este escándalo», insisten en Ferraz. Gabilondo, fichado como independiente a escasos meses de las elecciones de 2015 tras la destitución fulminante y repentina de Tomás Gómez, no es un hombre de partido ni quiere serlo. Los tacticismos y la vida interna del PSOE le resultan muy ajenos, tanto que, como demostró el miércoles en su comparecencia, no entiende bien la diferencia entre el comité y la ejecutiva federal (el máximo órgano entre congresos y la dirección). «Todo esto es muy incómodo para él», admite un antiguo colaborador suyo. Sin embargo, entendió que había que actuar.

En un primer momento, ni siquiera dijo que fuera a ser él quien encabezara la moción como candidato alternativo a Cifuentes. Cuando se le preguntó sobre el asunto, casi titubeó. Fue Franco quien intervino para dejarlo claro. «Es el candidato natural porque lidera la segunda fuerza de la cámara y porque Madrid necesita un Gobierno decente», zanjó. El PSOE quiere que Gabilondo vuelva a ser su cabeza de cartel en 2019 y entiende que la moción es una oportunidad para conseguir mayor proyección. «El escenario está muy abierto, pero Angel funciona como un cañón», dicen esperanzados en el partido. En 2015 el catedrático de Metafísica mejoró los resultados del partido en 2011 pese a la irrupción de Ciudadanos y Podemos y se quedó a un escaño de poder gobernar con el apoyo de este último.

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