Diario de León

Torra recuerda a los CDR que no están «en dos lugares diferentes»

Los grupos radicales reprochan al presidente de la Generalitat que quitara los lazos amarillos.

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cristian reino | barcelona

El presidente de la Generalitat se ha dejado unos cuantos pelos en la gatera en la polémica de los lazos amarillos. No solo deberá afrontar una querella criminal por desobediencia que puede acabar costándole el puesto (aunque para cuando le llegue la eventual inhabilitación es posible que ya no sea presidente), sino que además se ha enfrentado a diferentes sectores del independentismo.

En el seno del Gobierno catalán, sobre todo entre los consejeros de Esquerra, le pidieron que no llegara hasta el final, porque no tenía nada que ganar y mucho que perder. Los republicanos consideraban la de los lazos una batalla estéril.

Mucho gesto pero nada más, con el agravante de estar haciéndole el juego a Ciudadanos. Algunos sectores del secesionismo han aplaudido su audacia. Pero otros le han echado en cara que al final se haya plegado a la orden de la Junta Electoral de retirar las pancartas de la sede del Palau de la Generalitat, aunque el viernes se sacara un as de manga y colocara un nuevo cartel, que aún luce en la plaza Sant Jaume, a favor de la libertad de expresión y de opinión.

Tampoco le perdonan que los Mossos irrumpieran en escuelas de Cataluña para comprobar si se había cumplido la instrucción del supervisor de los comicios.

Torra se enfrentó ayer, en un acto de precampaña de JxCat en Sabadell (Barcelona), con un grupo de los comités de defensa de la república (CDR) que le criticaron que se haya arrugado, aunque durante varios días plantara cara a la orden de la JEC. «Estamos luchando por la República y vemos que vais en dirección contraria», le espetaron. Los activistas del secesionismo radical dieron donde más le duele al jefe del Ejecutivo catalán, que al inicio de la legislatura se confesó su «amigo» y aseguró tener miembros de su familia en el colectivo. Se le puede llamar de todo, menos traidor a la causa.

El presidente de la Generalitat se niega a reconocer que se ha bajado los pantalones y como prueba apeló a la actuación de la fiscalía en su contra. Los CDR y el Govern no están «en dos lugares diferentes», compartimos el objetivo, les dijo. «Vosotros retiráis lazos y el consejero Buch (Interior) nos reprime», le replicaron. «Yo soy el pueblo, no me puedes decir que no soy el pueblo porque estoy aquí», afirmó ante una treintena de personas, con las que departió durante 10 minutos.

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