Diario de León

LOS PRESOS, EN EL CONGRESO

Besamanos y bronca

Junqueras, Sànchez, Rull y Turull se declaran "presos políticos", prometen la Constitución y acaparan los focos "Tenemos que hablar", le dice el líder de ERC al presidente del Gobierno en funciones

Oriol Junqueras saluda a Pedro Sánchez en el Congreso.

Oriol Junqueras saluda a Pedro Sánchez en el Congreso.

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DANIEL G. SASTRE
León

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Por primera vez en una sesión constitutiva del Congreso, los focos no estuvieron sobre el candidato a presidente del Gobierno, o los favoritos para ocupar la Mesa. La anomalía que ya condiciona todas las sesiones del Parlament desde hacun año se hizo carne este martes en la Cámara baja: hay diputados electos que están presos. Aunque entraron a escondidas y escoltados, una vez en el hemiciclo Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull se convirtieron en los protagonistas indiscutibles de la jornada.

Si había prevenciones, fueron inútiles. Mientras estuvieron en el hemiciclo, los presos independentistas se movieron con libertad. Entraron poco antes de las diez Pedro Sánchez lo hizo minutos después- entre aplausos de los suyos, y recibieron no pocas visitas. Aprovecharon los momentos muertos y las colas de las votaciones para departir con otros diputados: Gabriel Rufián bromeaba con Turull, Aitor Esteban hablaba con Rull, Pablo Iglesias incluso parecía intercambiarse el número de teléfono con Sànchez.

En cuanto a Junqueras, vencedor de las elecciones en Cataluña con 15 diputados, su escaño se convirtió casi en el escenario de un besamanos. Mientras la mayoría de los diputados del PP, Ciudadanos y Vox miraban incómodos hacia otro lado, el líder de ERC iba recibiendo visitas y saludos. Incluso pudo cumplir su objetivo de estrechar la mano de Sánchez, cuya reelección como presidente del Gobierno se ratificará en las próximas semanas.

SALUDO FRÍO

Fue un saludo frío, aunque en un encuentro posterior departieron durante cerca de un minuto. Tenemos que hablar, le dijo Junqueras. Tenemos que hablar, le respondió Sánchez, según Gabriel Rufián. El presidente en funciones sí intercambió algunas palabras más con Jordi Sànchez.

Sin embargo, la portavoz Isabel Celaá y la ministra de Trabajo en funciones, Magdalena Valerio, sí charlaron durante un buen rato con Junqueras, aprovechando uno de los parones de la sesión. En las derechas hubo cierta división: mientras la mayoría ignoraba a los presos, e incluso Albert Rivera y Pablo Casado colgaban en la red mensajes a favor de su suspensión inmediata como diputados, Inés Arrimadas que también estaba de estreno en el Congreso- sí saludó a algunos de ellos.

El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, también compartió impresiones con Junqueras y con Rull, que tenía un mensaje para él de su sucesor en el Departament de Territori i Sostenibilitat, Damià Calvet. Damià me habla muy bien de ti, le dijo. Los he visto a todos muy afables, resumió el ministro.

CAFÉS, PINCHOS DE TORTILLA Y ALGÚN VINO

Los presos llevaron su libertad de movimientos más allá de los límites del hemiciclo. Los tres de JxCat aprovecharon, junto con algunos otros diputados de su grupo, para pasar por la cafetería de la tercera planta de la Cámara y pedir cafés, pinchos de tortilla y alguna copa de vino. También se vio a todos los presos hablando por teléfono móvil, a pesar de que no han recibido los que les corresponden como electos.

En resumen: los presos exprimieron su mañana de libertad a fondo. Fueron excepto cuando a Junqueras lo asediaban las visitas a su escaño- los que más se movieron de todo el hemiciclo, quizás en competencia con la popular Ana Pastor, que se despedía de sus responsabilidades de presidenta del Congreso en la pasada legislatura. También pudieron ver unos minutos para verse con sus familiares por decisión expresa de Meritxell Batet.

Esquerra se volcó en el agasajo a su presidente, en prisión preventiva desde el 2 de noviembre del 2017. Viajaron a Madrid el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el presidente del Parlament, Roger Torrent, entre otros. Juntos advirtieron contra lo que probablemente sucederá en las próximas horas: la suspensión de los diputados presos. Suspender al ganador de las elecciones sería como suspender la democracia, afirmó Aragonès.

Los diputados independentistas no querían que de la sesión pudiera desprenderse una imagen de normalidad. Durante las votaciones de la Mesa del Congreso, eligieron formas distintas para mostrar su fastidio. Los de Esquerra pusieron la palabra llibertat y un lazo amarillo en sus papeletas, que computaron como votos nulos. Los de Junts per Cataluña votaron en blanco.

FÓRMULAS VARIOPINTAS

Pero reservaban su principal muestra de disgusto para la hora de prometer o jurar la Constitución, un paso imprescindible para adquirir la condición de diputados. Los electos de ERC utilizaron fórmulas variopintas. La de Junqueras, en castellano: Desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal, sí prometo. La de Rufián: Por la libertad de los presos y exiliados políticos, por la República Catalana, sí prometo.

Los presos y el resto de diputados de JxCat dijeron todos lo mismo: Lo prometo por imperativo legal, con lealtad al mandato democrático, al 1 de octubre y al pueblo de Cataluña.

VOX PATEA SUS ESCAÑOS

Todo esto sucedía en mitad de una inmensa bronca. Los diputados de Vox, y algunos de otros partidos, gritaban y pateaban sus escaños cada vez que un independentista empezaba con su letanía. Les respondían con aplausos los compañeros de los increpados. El guirigay fue tan fabuloso que la mayoría de fórmulas ni siquiera se escuchaban desde dentro del hemiciclo.

Meritxell Batet, ya convertida en presidenta del Congreso, cerró la sesión intentando poner paz y despidiéndose en los cuatro idiomas de España. Moltes gràcies, eskerrik asko, moitas grazas, muchas gracias. Y Junqueras, antes de volver a la cárcel de Soto del Real, la aplaudió desde su escaño.

Que una legislatura que amenaza con ser esperpéntica arranque a las órdenes de la reencarnación de Valle Inclán no deja de ser simbólico. A Agustín Zamarrón, diputado del PSOE por Burgos que durante años ha sido jefe de servicio del hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro, le tocó presidir la Mesa de Edad, ese órgano efímero con el que se constituyen las Cortes. Con su larga barba blanca, su voz solemne y su breve discurso en el que apelaba a la "moral" y a la responsabilidad que tienen los diputados con los ciudadanos y las leyes, logró por unos momentos que la política española pareciese algo respetable, como de otro siglo. Sobre todo cuando se tuvo que pasear por todo el Congreso con la que llamó "sacra urna" para llegar al escaño de Pablo Echenique y que el diputado de Podemos pudiese introducir su papeleta. 'Luces de Bohemia' en la carrera de San Jerónimo. A sus 73 años, es la primera vez que llega al Congreso. Como los de Vox.

El papel que vayan a desempeñar los de Santiago Abascal es una incógnita. Este martes se dejaron notar. En campaña usaron mucho el lema de que representan a "la España que madruga". La verdad es que en la sesión constitutiva cumplieron su palabra. A las 7:15 ya estaban en el Congreso. ¿Para qué? Para quitarle el sitio a los del PSOE. Había una razón estratégica. El protocolo de la jornada inaugural es relativo. Cada uno se sienta donde puede a la espera de que los escaños se asignen de forma definitiva. Como decía un veterano periodista: "Hoy hay barra libre". Y Vox le quiso sacar partido.

La bancada 'tradicional' de los socialistas está justo detrás de la que ocupa Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. La ubicación era perfecta para lograr un poco de relevancia, para conseguir fotografías de impacto con el líder socialista, para 'vender' que son la verdadera oposición. A los de Abascal se les veía satisfechos con la jugada a pesar de que no les salió del todo bien la jugada. José Zaragoza la vio venir. Fue secretario de Organización del PSC y eso en política es como ir a Vietnam. Ves las emboscadas y este martes se colocó a la siniestra de Abascal. Aguantó el tipo sin problemas empotrado entre los de Vox.

Los de Abascal sonreían. Como si hubiesen logrado la Reconquista, como cuando a uno le sale bien una travesura. Como niños. En realidad son diputados. Su madrugón les sirvió para eso y para poco más. Por ejemplo, para que tres diputados socialistas con camisetas blancas y un fantasma con los colores del arcoiris se sacasen entre risas fotografías en su cara. Como cuando uno va al zoo y ve a los tigres. Entre los reivindicativo, lo festivo y lo delirante. Así está la política española.

El resto de diputados se lo tomó con más tranquilidad. La mayoría no entró hasta poco antes de las diez de la mañana. Incluidos los cuatro grandes protagonistas. Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sànchez, recién llegados de Soto del Real, entraron entre la ovación de los nacionalistas, con ERC, JxCat y EH Bildu puestos en pie y el PNV aplaudiendo de forma más discreta, el silencio mayoritario y algún grito de "fuera".

En libertad Fue una presencia intensa. Hubo saludos, gestos de afecto y pequeñas charlas. Junqueras se sentó al lado de Gabriel Rufián y del resto de miembros de ERC. Los tres representantes de JxCat un poco más alejados. Justo delante de Miriam Nogueras. Representa al lado más ortodoxo del soberanismo y ayer lucía chaqueta amarilla y estaba al borde de una de las escalinatas del hemiciclo. Al otro lado Inés Arrimadas, casi ni se miraron.

Llegaron al Congreso escoltados por la Policía, pero dentro del hemiciclo se movieron con libertad. En teoría, el Tribunal Supremo les permitía acudir a la sesión de ayer con la condición de que no mantuviesen reuniones políticas. La cumplieron hasta cierto punto. No hubo citas formales, pero sobre todo Jordi Turull y Oriol Junqueras aprovecharon las largas votaciones para saludar a todo el mundo. Se recorrieron todo el pleno. Hubo abrazos afectuosos con Aitor Esteban, con Jon Iñarritu... Hablaron de forma extendida con Pablo iglesias e Irene Montero y hasta con Juan Carlos Girauta, de Ciudadanos. Junqueras también tuvo tiempo de saludar a Sánchez, a varios ministros... En la tribuna de invitados, el presidente del Parlament, Roger Torrent; a su lado, el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, arropando al primer diputado del PRC.

Los corrillos dieron para mucho porque las votaciones se hicieron eternas. No se llegó al barullo de hace cuatro años, cuando irrumpió Podemos y Carolina Bescansa apareció con su bebe. Pero casi. Hubo un momento que el turno de llamada colapsó. "Vuelvan a sus asientos. Se está formando un trombo de difícil solventación", rogó el inclaniano médico Zamarrón. El ruego provocó la risa del resto de diputados, pero casi nadie le hizo caso. A las 12:10 Meritxell Batet era elegida presidenta del Congreso. Más simbolismo. La representante del PSC había entrado poco antes de las diez de la mañana en la Cámara junto a Ana Pastor, su antecesora. En medio de la tormenta electoral, un poco de normalidad institucional. A las 13:45 se constituyó el Congreso. Zamarrón respiró tranquilo y se abrazó a Batet, como diciéndole: "La que te espera". No tardó mucho en comprobarlo. Apenas unos minutos, en cuanto arrancó el circo en que se convirtió el acatamiento de la Constitución. Se hizo por España, por la República, por los derechos sociales, por Canararias, por Galicia, por el Rey... Entre gritos, insultos y golpes en los escaños.

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