Diario de León

El sorteo de las supersticiones

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La irracionalidad es consustancial al humano. Cada 22 de diciembre la superstición y la ilusión te la vuelven a jugar. Por mucho que te digan que es más probable que te caiga un rayo a que te toquen las cinco cifras del sorteo de Navidad, uno sigue firme en la esperanza. Y la magia vuelve a estrujar a la ciencia.

El Teatro Real es campo abonado para las supersticiones y la jornada que paraliza el país tiene historias que dan para alguna obra literaria. Parte de la España que madruga para ver a los niños de San Ildefonso cantar el Gordo se concentraba en la plaza de Oriente desde bien entrada la madrugada de este domingo. En los aledaños había gente que se mueve y otros que esperan. Entre los últimos, muchos hacen cola. Algunos llevaban desde el viernes por la noche esperando. Entrarán todos los que están pero algunos quieren ser los primeros. Manoli Sevilla va caracterizada de árbol de Navidad con luces incluidas. Es la primera. Viene de Ceuta y juega dos números: 00001 y 00010. «También tengo el 40040 porque dicen que lo juega Casa Real», cuenta mientras mira a los siguientes, que tienen hasta grupo de whatsapp para citarse de cara a estas ocasiones. Tiene 82 años y advierte que «no hay números guapos ni feos». Le escoltaba Juan López, con el 53063 y disfrazado de obispo. Viene de León donde regenta el bar Azaila, en el que vende este número con el que espera tener suerte. Por detrás salía el patrón de Irlanda con varios décimos de otras tantas terminaciones. Es Alvaro Pinazo, que viene de Málaga desde hace ocho años, y lidera esta simpática cuadrilla de amigos de todas las edades. «Llegué el viernes a las cinco de la tarde y vamos haciendo relevos para estar en la fila todos», explica mientras que el mítico Mocito Feliz quiere protagonismo para contar que él también viene todos los años. Participa con el 06254.

Unos metros más atrás se encuentra posiblemente el más pequeño de la cola. Alexis tiene solo quince semanas de vida y es sostenido por Yolanda, su orgullosa madre que acompaña además a su otra hija, Alexandra. Dice que son influencers y tienen su canal de Youtube, así como otras redes sociales: El Mundo de Alexandra. Al paso sale la abuela, más orgullosa si cabe destacando que juegan el 13128 y que tiene un pálpito: «es el de mi padre, en paz descanse».

Tampoco pasan desapercibidos otros chicos de La Casa de Papel, la serie de Netflix. Llegan de Murcía y Almería con el 61176. Pero la cola sigue y la lista de personajes se antoja inacabable.

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