Diario de León

A vueltas con el nuevo coronavirus

Publicado por
Luis M. Mateos | Catedrático de microbiología de la ULE
León

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En un comunicado de marzo de 2019 la OMS (Organización Mundial de la Salud) advertía en sus pronósticos para los años venideros de riesgos de epidemias asociadas a enfermedades víricas. Centrándose en el virus de la gripe, incidía en estrategias preventivas para «evitar que la enfermedad se propague de los animales a los seres humanos» permitiéndonos de esta forma estar preparados para detectar, con mayor eficacia, próximas pandemias de gripe y de «otras enfermedades infecciosas como la enfermedad por el virus del Ébola y el síndrome respiratorio de Oriente Medio causado por coronavirus (Mers-CoV)».

En lo que ha errado la OMS es en el virus que se ha transmitido de animales a humanos. En este caso, el que ha traspasado la barrera de especie es un representante hasta ahora desconocido de un virus emergente, el coronavirus Sars-CoV-2, que es el agente causante de la enfermedad tan familiar en estos momentos para todos nosotros como es Covid-19.

El primer representante de coronavirus (virus esférico con un halo que se asemeja a una corona cuando se observa mediante técnicas de microscopía electrónica) causante de una patología en humanos se registró en el año 2003, asociado a un síndrome agudo respiratorio severo (Sars-CoV). En un principio se pensó en un virus de la gripe (Ortomyxovirus) como agente causal del Sars porque algunos de los síntomas iniciales de la enfermedad guardaban cierta similitud, de ahí que frecuentemente se tienda a comparar las enfermedades/patologías ocasionadas por ambos virus.

Tanto el coronavirus (en cualquiera de sus versiones: Sars, Mers) como el virus de la gripe presentan como genoma un material genético poco común: una molécula de ARN de hebra sencilla, en lugar del típico ADN de doble cadena. Y esta característica va a resultar esencial a la hora de alterar los sistemas de respuesta inmunitaria integral (entre otros) de sus hospedadores.

Las enzimas implicadas en replicar los genomas de estos virus, y en algunos otros entre los que se encuentra el virus de la gripe, son diferentes a las descritas en cualquier otro tipo de seres vivos: RNA polimerasas-RNA dependientes (RNAp/RNAd). Y al contrario de lo que ocurre en prácticamente todos los organismos conocidos que utilizan enzimas ADN polimerasas-ADN dependientes, estas enzimas RNAp/RNAd cometen un elevado número de errores en los procesos de replicación del genoma, lo que hace que las descendencias virales generadas durante el proceso replicativo sean heterogéneas desde el punto de vista genético, por ello es común hablar en estos casos de ‘quasiespecies’ virales. De esta forma los genomas de una mayoría de los descendientes virales serán idénticos a los precursores, mientras que otros pocos serán o bien deletéreos (no viables y se perderán) o tendrán mayor valor de supervivencia/diseminación, pudiendo comportarse en este último caso como más virulentos (mortalidad), o como amortiguados en su patogenicidad (atenuación del virus).

Desde la perspectiva de un virus, evolutivamente es más ventajoso incrementar la infectividad o diseminación sin provocar un daño extremo que causando mortalidad en el hospedador; aquí puede venir a colación un símil con el cuento de la gallina de los huevos de oro, porque una alta mortalidad mataría a la gallina y acabaría con el hospedador y con los futuros huevos (virus de la descendencia en el caso de Sars-CoV-2).

A pesar de que, estadísticamente, el virus de la gripe tiene una mayor capacidad mutagénica, su mayor variabilidad se ve amortiguada por los esfuerzos de vacunación. Este aspecto preventivo de la vacunación no se tuvo en cuenta durante la anterior pandemia de virus Sars-CoV de 2013, por lo que no hay personas inmunizadas frente a la nueva variante de Sars. Aparte, hay un aspecto donde el virus Sars-CoV-2 es mucho más preponderante y tiene que ver con su capacidad infectiva y de diseminación, (Ro; ritmo reproductivo básico) cuyo valor promedio es de 2,5 para la enfermedad Covid-19 frente a 1,5 para la gripe. Parece vislumbrarse una tendencia a la estabilización de Covid-19 (Ro:1) aspecto necesario para combatir la enfermedad, y el confinamiento es la principal herramienta presente en la actualidad. Para ello, nosotros que hemos sido directa o indirectamente parte del problema, debemos erigirnos en la solución.

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