Diario de León

En primera persona

«Pasé el Covid-19 en casa, perdí siete kilos y sufría una astenia muy fuerte»

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El médico Francisco Jorquera, jefe del servicio de Digestivo del Hospital de León, ha vuelto a la actividad sanitaria después de superar el Covid-19 y la cuarentena de aislamiento hasta que las pruebas dieron negativo. Como el 80% de las personas que se contagian, «lo pasé en casa, por suerte». El impacto físico fue grande: «Perdí siete kilos y sufría una astenia muy grande». A nivel psicológico, «nunca tuve sensación de preocupación», comenta. El digestólogo leonés, uno de los impulsores del programa de prevención del cáncer de colon en la provincia, fue uno de los primeros sanitarios en contagiarse. «Fue al comienzo de todo esto, creo que pudo ser haciendo una endoscopia», señala.

Más de la mitad del servicio ha estado destinado en los equipos Covid del hospital. En Digestivo mantienen la actividad indispensable de consultas, endoscopias, colonoscopias, etc. y todo lo que llega vía oncólogos que precisa una atención urgente.

Jorquera valora que la pandemia ha puesto en evidencia que «no tenemos el mejor sistema sanitario del mundo, aunque sí los mejores profesionales», matiza. La crisis del coronavirus ha sacado a relucir «que nuestro sistema de salud fue debilitado por la crisis de 2008» y no se ha fortalecido.

"La pandemia ha desvanecido la ensoñación de que teníamos el mejor sistema sanitario del mundo»

Cree que se han cometido fallos en la gestión, «para nosotros, uno crítico, es que el personal sanitario se ha tenido que enfrentar a la pandemia sin equipos de protección y el resultado es que se han contagiado 30.000 profesionales en todo el país». Sin embargo, no comparte la crítica permanente al Gobierno ni cree ético utilizar la mortalidad como un argumento de ataque.

«Los datos relevantes son la ocupación hospitalaria, de las ucis y la mortalidad, pero solo cuando esto pase sabremos realmente cuál es la tasa de mortalidad en cada país. En Francia y Alemania no se contabilizaban las personas que morían en residencias de mayores o fuera de los hospitales o como sucede en Alemania también, si el fallecido tiene otra comorbilidad que pueda explicar la muerte aunque coincidiese infección Covid se podía achacar a la primera», apostilla.

"A pesar de que se han multiplicado por 4 ó 5 las camas de uci, ha habido un desequilibrio entre necesidades y recursos»

Sobre el sistema sanitario español, el médico leonés señala que Índice de Competitividad Global 2019, que mide la esperanza de vida saludable «coloca a España nada menos que en el primer lugar del mundo en esperanza de vida con salud. Esto nos ha hecho pensar que el sistema sanitario español se sitúa entre los 20 mejores del mundo y entre los cinco mejores en países con más de 30 millones de habitantes. El resultado más claro es nuestra esperanza de vida, entre las tres mayores del mundo, y se prevé que en pocas décadas será la mayor», señala citando datos un artículo del New York Times publicado el 9 de abril.

"Criticar al Gobierno de forma permanente no ayuda. Se vuelve contra España. Es mi Gobierno, es mi país»

Estos «excelentes datos», aclara, sólo se pueden achacar al sistema de salud en «una parte menor a la que creemos ya que el 15-25 % de la salud depende únicamente del sistema sanitario. Factores genéticos, los hábitos de vida, la nutrición y factores ambientales son también determinantes. Esto es lo que explica que España, con menos inversión, invierte mucho menos en su sistema sanitario que, por ejemplo, Estados Unidos, Francia, Alemania, etc. tenga una esperanza de vida mayor».

La respuesta a la pandemia sí guardaría relación con el sistema de salud. «El artículo del New York Times apunta cómo la sanidad pública española ‘lleva más de una década siendo sostenida gracias al sacrificio de profesionales mal pagados con contratos temporales, una precariedad incompatible con la responsabilidad que se les exige’». Jorquera hace hincapié en otro dato relevante que ha hecho mella en la crisis sanitaria. La baja ratio de camas hospitalarias que tiene España en relación a la UE-28. «La media es de 5,1 por cada 1.000 personas, pero España dispone de 3 camas por 1.000 personas, ocupando el lugar 24 de la UE-28».

En el conjunto de los cinco países más poblados de Europa, España está sólo delante del Reino Unido: Alemania cuenta con 8,1 camas por 1.000 personas, Francia con 6,1, Italia con 3,1, España 3 y Reino Unido con 2,6».

«En suma, el sistema sanitario español no era uno de los mejor preparados de Europa para afrontar la epidemia de coronavirus, aunque ya vemos como están claudicando también ante la pandemia sistemas con mucho prestigio como el belga, el francés o el inglés. A pesar de los esfuerzos realizados por los profesionales, y de los intentos de aumentar las camas de cuidados intensivos, llegando a multiplicar sus recursos por 4 ó 5, durante la epidemia se ha producido un desequilibrio entre las necesidades de soporte vital avanzado y los recursos disponibles», apostilla.

«Una vez que pase el torbellino de la epidemia, algo imposible de predecir», añade el médico, «será momento de replantear si tenemos el sistema sanitario que queremos, tanto en medios humanos como materiales y, muy especialmente, en relación con su actual organización, fragmentada en 17 islas».

Tal y como señala el artículo de The New York Times: «Desvanecido el mito de la sanidad infalible, y pagado un alto precio por la ensoñación, es el momento de construir un modelo que sea capaz de afrontar las necesidades de una población cada vez más envejecida y vulnerable».

Otro factor fue la expansión de la pandemia desde Madrid a las comunidades vecinas, particularmente a Castilla y León y Castilla-La Mancha, por las «deficientes medidas de contención». «Por nuestras condiciones económicas y baja aglomeración de gente tendríamos que estar como Galicia. Pero Madrid no se bloqueó a tiempo para nosotros, no hubo coordinación y cerraron los colegios y universidades y los chicos haciendo coronafiestas por las noches», para el fin de semana regresar a sus casa a abrazar a sus padres y abuelos, comenta. Pero no sólo los jóvenes, la diáspora madrileña donde había habido manifestaciones multitudinarias, mítines y concentraciones deportivas en un momento en que la infección se estaba difundiendo de manera explosiva, complementó sin obstáculos la llegada de infectados desde la comunidad vecina», comenta.

La gestión en las residencias de personas mayores, que depende de las comunidades autónomas, es otro de los aspectos que ve con más preocupación, por la gravedad que ha alcanzado en algunos casos. «Criticar y atacar al Gobierno de forma permanente no ayuda. Se vuelve contra España. Este es mi Gobierno y este es mi país. Debemos estar todos a una», opina.

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