Diario de León

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Ponferrada recupera el mercado: «Ha sido lioso pero mejor esto que nada»

Los puestos de fruta y verdura volvieron a la calle pero las ventas se resintieron, con hasta un 80% menos

Ponferrada

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Con la entrada en la fase 1, Ponferrada va recuperando más que las terrazas de bares y cafeterías. Ayer fue día de estreno para el mercado de frutas y verduras que se instala dos veces por semana —miércoles y sábados— en las calles del entorno del Mercado de Abastos. Los productos frescos son parte de un mercadillo mucho más amplio que incluye textil, calzado y complementos, pero que ha quedado limitado a un tercio de su aforo. Por eso, solo pudieron retomar la actividad algo más de cuarenta puestos y lo hicieron bajo unas estrictas medidas de seguridad.

Agentes de la Policía Municipal de Ponferrada y voluntarios de Protección Civil flanquearon las entradas y salidas del mercadillo para garantizar que los clientes respetaban las normas. Todos los puestos estaban ubicados del mismo lado de la calle y dispersos en una manzana entera, bien separados entre sí y de sus clientes por vallas metálicas e incluso, en algunos casos, con mamparas.

Una serie de señales pintadas en el suelo indicaban la dirección que había que tomar para que quienes estraban en el mercado no se cruzaran de frente con quienes lo abandonaban. Así se controló el flujo, pero dentro sí que se hubo cierto descontrol. Sobre todo porque el Ayuntamiento de Ponferrada reubicó los puestos y los cambios provocaron que muchos clientes tardaran en encontrar a sus proveedores de siempre.

Frutas y verduras volvieron a la calle. L. DE LA MATA

«Ha sido un poco lioso pero mejor esto que nada», aseguró Marcos Javier Rodríguez. Él y su mujer llevan uno de los puestos de frutas del mercado de Ponferrada, venden y también son productores. Llevaban dos meses sin trabajar ni poder ingresar, tirando de la ayuda familiar para poder afrontar los gastos. A ello hay que sumar las pérdidas. «Hemos perdido un dineral en fruta, porque teníamos una cámara abierta antes del confinamiento y todo eso lo tuvimos que tirar», se lamentó. Fueron unos 2.000 euros. «Lo habíamos sacado todo el martes, porque hay que dar un tiempo de maduración al producto antes de venderlo, y el sábado 14 de marzo ya nos prohibieron montar el puesto», explica una pareja de fruteros que confía que el de ayer solo haya sido el primero de muchos días de normalidad. Al menos en parte, porque las ventas no fueron lo que eran antes de que se decretara el estado de alarma.

La población puede hacer uso de los bancos. L. DE LA MATA

«La venta ha bajado considerablemente. Hemos vendido un 20% de lo que solíamos hacer un día normal», aseguró Marcos Javier Rodríguez. También en el puesto de Frutas Otero Santín han notado el bajón, aunque reconocen que esperaban menos por ser el primer día tras más de dos meses y una situación tan excepcional. «El día ha sido paradito pero ni tan mal para ser el primero», aseguraron, incidiendo también en el caos generalizado porque los cambios de ubicación desconcertaron a los clientes. «Mucha gente anda por todo el mercado buscándonos, pero al final nos encuentran», apuntó.

En la biblioteca

La Biblioteca Valentín García Yebra también retomó ayer el servicio de préstamo. Es verdad que el lunes ya había abierto sus puertas para devoluciones —ya han entrado 300 de los 2.600 documentos que se habían prestado antes del confinamiento— pero poder sacar libros, películas o música todavía no fue posible hasta la mañana de ayer. Todo bajo un estricto control y con cita previa.

Una usuaria de la Biblioteca recoge un libro. L. DE LA MATA

Se han establecido dos puestos de atención y se cita a los usuarios con una diferencia de quince minutos. Al llegar, desinfectan el calzado y acceden a la sala de exposiciones, donde se ha ubicado el servicio de préstamo. En las estanterías instaladas en este parte del inmueble se ha dispuesto toda la narrativa, que es lo más demandado. Son del orden de 11.000 ejemplares en cuyo traslado se invirtió una semana. Eso sí, el usuario no accede directamente a las estanterías, sino que un trabajador de la biblioteca le da lo que pide.

Los bancos públicos también volviero. No es que alguien los hubiera quitado, pero estaban precintados. Ayer se quitaron los precintos y fue una de las acciones más celebradas por la población mayor. «Por fin vamos a poder descantar entre paseo y paseo», decía una de las ponferradinas de más edad.

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