Diario de León

El hombre que giró al centro a Cs

Edmundo Bal es el gran defensor del nuevo viraje del partido naranja

El diputado de Ciudadanos Edmundo Bal a su salida de la reunión de la Junta de Portavoces antes de la pandemia CHEMA MOYA

El diputado de Ciudadanos Edmundo Bal a su salida de la reunión de la Junta de Portavoces antes de la pandemia CHEMA MOYA

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No se considera un héroe ni tampoco un mártir. Edmundo Bal (Huelva, 1967) acaba de cumplir su primer año como diputado en el Congreso y, a sus 52 años, doce meses en política aún no pesan lo mismo que toda una vida dedicada a la Abogacía del Estado. Durante 16 años dirigió la acción jurídica del Gobierno en causas como la de los Pujol o Gürtel, en la que tachó de «cáncer» a la trama que hizo caer al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Al frente del departamento penal plantó cara en la lucha contra el fraude fiscal a apellidos ilustres como Jaime Botín o futbolistas como Cristiano Ronaldo. Pero su decisión de no firmar un escrito de acusación contra los líderes del ‘procés’ en el que el Gobierno suprimía la violencia acabó de golpe con su carrera.

«Me pidieron que mintiera y me negué, no soy un héroe, sólo cumplía mis obligaciones», dijo el día que iniciaba su andadura política de la mano de Albert Rivera y Ciudadanos. Desde entonces, el ascenso de este jurista ha sido meteórico.

Bal ahora no es slo el portavoz de los liberales en el Congreso, en donde la renuncia de Rivera a recoger su acta le dio la oportunidad de repescar el escaño que no logró el 10-N, es también la principal voz del partido hasta el regreso de Inés Arrimadas.

Antes de cogerse la baja por su reciente maternidad, la nueva líder de Ciudadanos lo integró en su núcleo duro abriéndole de par en par las puertas del Comité Permanente, el órgano en el que se debaten las cuestiones del día a día.

«Es una pieza fundamental tanto en el Congreso como en la dirección del partido», aseveró Arrimadas antes de cederle el testigo. Desde entonces el abogado del Estado en excedencia ha sido el encargado de defender desde la tribuna las razones que han llevado a Ciudadanos a dar el enésimo viraje y pactar con el Gobierno las tres últimas prórrogas del estado de alarma.

SENTIDO DE ESTADO

En las filas naranjas insisten en que la crisis del coronavirus les obliga a actuar con «responsabilidad» y que no están forzando ningún cambio de alianzas, acogiéndose a que el centro «siempre» ha sido su espacio político.

«No nos gusta usted ni nos gustan sus socios de coalición, pero somos el centro moderado, tenemos que apoyarle por el bien de los españoles», advirtió Bal al presidente en su intervención este miércoles en la Cámara baja.

Los liberales defienden que con su respaldo al estado de alarma se han convertido en el dique de contención de las demandas nacionalistas, en parte para contener las críticas del PP y del sector naranja más derechista, y en la garantía de que Sánchez sólo vaya a impulsar medidas que favorezcan al conjunto de los ciudadanos.

«No quiere decir que de ahora en adelante vayamos a apoyar al Ejecutivo en todo, ni mucho menos», aseguran las fuentes consultadas, que desdeñan convertirse en la muleta del Gobierno.

SIN RIESGO EN CASTILLA Y LEÓN

Desde que Arrimadas asumió el 8-M las riendas del partido ha querido imprimir su sello y macar distancias con su antecesor. Abandonar el frentismo y hacer una oposición útil que reflote a Ciudadanos y lo devuelva a la primera fila de la política.

La líder naranja fue la primera en llamar al jefe del Ejecutivo para transmitirle su preocupación por el aumento de contagios y fue la primera también en tenderle la mano para sacar adelante unos «presupuestos de emergencia nacional». Una estrategia con la que los liberales se despegan de Vox y marcan perfil propio frente al PP, aunque no creen que haga peligrar los gobiernos que comparten en Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León.

En Ciudadanos han aprendido que el espacio por la derecha está muy reñido mientras que en el centro tienen mayores posibilidades de crecer electoralmente. Según el barómetro del CIS de mayo, la formación naranja ha experimentado una subida notable en tan solo un mes, pasando del 7,6% al 10,5%. Aunque siguen siendo quintos, los de Arrimadas ya pisan los talones a Unidas Podemos (11,5%) y a Vox (11,3%).

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