Diario de León

Las autoridades del centro sevillano optan por darles cobijo y crear unos mecanismos de interlocución

La universidad Olavide es tomada por 400 inmigrantes que piden papeles

Alrededor de 400 inmigrantes clandestinos, sin documentados que les permitan residir de manera lega en España, iniciaron ayer un encierro indef

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Pilar G. Cañas - SEVILLA.
León

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Los inmigrantes, procedentes de Argelia, Marruecos y Mauritania, comenzaron a llegar de forma progresiva a partir de las 9.00 horas de la mañana. Simularon una visita cultural que les facilitó la entrada al edificio universitario. Una vez dentro, comunicaron a los responsables del recinto académico su pretensión de iniciar un encierro de carácter indefinido y tomaron posesión de algunas de las dependencias del rectorado. La Comisión Gestora de la Universidad, reunida de forma extraordinaria, optó por ceder a los encerrados los dos pabellones deportivos del recinto, uno cubierto y otro semicubierto, y estos aceptaron trasladar allí su protesta. Después, la comisión organizó la intendencia necesaria para que los inmigrantes tengan resueltas sus necesidades básicas: la primera iniciativa fue, a mediodía, el reparto de bocadillos. Los responsables universitarios designaron también una comisión negociadora con los inmigrantes, integrada por el adjunto al defensor del Pueblo Andaluz, Sebastián de la Obra; representantes del profesorado; de los trabajadores de administración y servicios, y delegados de los estudiantes de la Universidad, que no sufrieron ninguna alteración en sus actividades académicas. La rectora de la Universidad, Rosario Valpuesta, comunicó lo ocurrido sobre las 13.30 horas, mediante una llamada telefónica, a la Delegación del Gobierno en Andalucía, y pidió de manera expresa que no intervengan las fuerzas de seguridad del Estado ni preparen, por el momento, el desalojo de los encerrados. En cambio, solicitó la colaboración del defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, quién aseguró que tratará de mediar, aunque advirtió de la dificultad de conseguir lo que pretenden los inmigrantes, su regularización inmediata. El encierro ha venido fraguándose desde hace tres meses en los propios asentamientos surgidos en los campos freseros de Huelva. Los inmigrantes magrebíes no pudieron conseguir trabajo en la campaña de este año, ante la contratación masiva de ciudadanos de Europa del Este, por lo que permanecieron en chabolas de plástico durante meses y sin empleo. Una vez que concluyó la recogida de la fresa, los inmigrantes celebraron varias asambleas auspiciados por la Organización Democrática de Inmigrantes y Trabajadores Extranjeros (Odite), y contaron además con asesoramiento de los servicios jurídicos del Sindicato Obreros del Campo (SOC). El objetivo del encierro es conseguir la regularización para todos los inmigrantes, pero también «protestar por la situación de este año, en el que personas que llevaban doce años trabajando no han podido en esta ocasión porque se les ha dado el empleo a otras personas de Europa del Este», explicó Luis Ocaña, del SOC. El encierro tiene carácter indefinido, «hasta que se consiga el permiso de residencia con autorización de trabajo y más ahora cuando el Gobierno prepara una nueva amenaza.

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