Diario de León

El vertido llega a Pontevedra y Vigo mientras los afectados limpian con sus propios medios

Un camión descarga en una balsa artificial el fuel recogido en el puerto de Aguiño

Un camión descarga en una balsa artificial el fuel recogido en el puerto de Aguiño

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La invasión es imparable. Los habitantes del litoral atlántico gallego se organizaron en gabinetes de crisis municipales para luchar contra la marea de fuel oil vertida por el Prestige y salvar las Rías Bajas del desastre. Carentes de los recursos adecuados que deberían haber facilitado las autoridades, optaron por recurrir a sus propios y rudimentarios medios para contener el flujo contaminante, o incluso compraron de su bolsillo los materiales necesarios. Un mar de marineros armados con pequeñas redes, alabardos, rudimentarias espumaderas o sus propias manos se vieron impotentes para evitar que pequeñas bolsas de combustible infectasen nuevos arenales del interior de las rías de Arosa, Pontevedra y Vigo. La península de El Grove, la playa de La Lanzada, las islas Cíes... la lista de bajas crece día a día frente al avance del vertido. Todo el litoral atlántico gallego está afectado, al extremo de que la Consejería de Pesca de la Xunta prohibió ayer la pesca de arrastre y bajura en toda la zona, desde Cedeira -al norte, donde empieza el mar Cantábrico- hasta La Guardia, donde el río Miño hace frontera con Portugal. Y las autoridades lusas aseguran que ya hay indicios de contaminación en sus arenales más septentrionales. Con la amanecida, las primeras señales de alarma llegaron de la península de El Grove. Los barcos mejilloneros del puerto salieron de estampida apenas sin luz para enfrentarse a una mancha de fuel de unos mil metros cuadrados localizada a la entrada de la ría de Arosa, frente al cabo San Vicente. Lo lograron, pero no sin múltiples dificultades: por ejemplo, la falta de bidones suficientes para albergar el fuel recogido; ni los contendores de basura o para el reciclaje dieron abasto. Los barcos antipolución Arca y Union Beaver, superados por la situación: el temporal -que amaina- ha disuelto las grandes manchas en pequeñas bolsas de chapapote, por lo que su capacidad de succión resulta casi inservible. Las mariscadoras de la comarca tomaron a pie las playas para proteger sus cultivos de almeja con barreras que ellas mismas fabricaron durante la madrugada con fibra y polispán. La que colocó días atrás la Xunta, mal colocada, no protegía el principal vivero de almejas junto a la entrada de la isla de La Toxa y, además, había sido destrozada por el temporal, lo que permitió al fuel acceder a las playas de San Vicente do Mar, O Carreiro y Barrosa, y arruinar las cosechas de nécora, buey y otros mariscos. Mientras, unas 5.000 personas a bordo de la flota mejillonera de la ría de Arosa y decenas de barcos de bajura limpian con sus propios medios la bocana de la ría.

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