«Siempre que vemos arder el monte, aunque sea sólo una mata, se nos cae el alma al suelo»

Hijo de guarda forestal y padre de un futuro agente medioambiental, en Jesús Ramón Martínez se reúnen tres generaciones de forestales. Además, en la familia de este agente forestal berciano, que lleva 33 años en el Cuerpo y que es miembro de una Brigada de Investigación sobre Incendios, continúan en activo tres forestales: él mismo y otros dos hermanos. -¿Esto de la guardería forestal se lleva en la sangre o es vocacional? -Lo cierto es que mi padre fue el primero que nos inculcó lo que es el monte. Salíamos con él por el monte y nos llamaba mucho la atención todo lo que nos enseñaba. Después decidimos ingresar en la antigua Escuela de Capataces Forestales. Nosotros siempre lo vimos en casa pero creo que es necesaria mucha vocación. -¿Qué es lo que les llamaba tanto la atención? - La conservación del monte en sí, de la naturaleza... Todo lo relacionado con la reforestación, la vigilancia, etc. Es algo que siempre hemos vivido de cerca. - Además de usted, tiene otros dos hermanos forestales... - En realidad agentes forestales somos cuatro hermanos y mi padre, -todos los hombres de la familia-, aunque actualmente sólo estamos en activo tres. En alguna ocasión hemos estado todos juntos trabajando y muy pronto también ingresará en el cuerpo uno de mis hijos. -¿Qué siente un forestal cuando ve un fuego? -Cuando vemos arder el monte, aunque sea una simple mata, se nos cae el alma a los pies. A veces sucede con una zona que has estado conservando tú, que incluso la has plantado tú... Y de repente se te va. Es muy doloroso ver cómo todo el trabajo de 40 ó 50 años se pierde en tan sólo quince minutos. -¿Cree que se conseguirá concienciar a la gente de la importancia de la prevención? - Los incendios siguen siendo un gran problema en muchas zonas, y sobre todo en El Bierzo, pero creo que estamos trabajando mucho por concienciar a la gente y por reducir el número de incendios. Hay que decir que el año pasado sí que lo conseguimos. - Sin embargo, todavía son muchos los que queman el monte sin saber que es un delito. -Sí, pero ya no es tan frecuente que se quema un monte por una limpieza agrícola o por una quema de pastos. La mayor parte de los incendios se producen por la quema de matorrales en fincas privadas sin el sufiente control. En lo que se ha avanzado es en concienciar a la gente de que el fuego es una lacra para todos. -Cómo miembro de una brigada de investigación, ¿se castiga realmente a los pirómanos? - La verdad es que yo me siento muy decepcionado cuando uno de ellos sale libre, pero creo que ahora mismo el Poder Judicial está más por la labor que nunca. -¿Con qué nombre de todos los que han llevado los agentes forestales se identifica más? - La verdad es que el de agente forestal sin más, aunque en lo sucesivo seremos agentes medioambientales. Antes eramos guardas forestales, guardamontes, «guardas de Icona», aunque en los pueblos se nos llamaba de mil formas distintas.