La muerte de dos operarios eleva a cinco las víctimas de Puertollano

Puertollano enterraba ayer a su primera víctima de la explosión ocurrida el jueves en la refinería (Roberto Fernández Murillo, un joven de 22 años y nieto de uno de los obreros que construyó la planta hace 51 años) con la mirada puesta en la columna de humo que aún seguía saliendo de la petrolera y con el corazón volcado en el resto de los heridos. El día amaneció con la noticia de que el fuego estaba ya casi reducido en el último tanque, pero con la tristeza de un muerto más, Gil Ruiz Quirón, de 50 años, que será enterrado hoy en su localidad natal, Abenójar (Ciudad Real). Por la tarde la tragedia se incrementaba aún más con el fallecimiento de L.P.D., de 20 años, que permanecía ingresado en estado crítico en la unidad de quemados del Hospital de La Paz de Madrid, con cuadro de fracaso multiorgánico. La evolución de los heridos era la principal preocupación de trabajadores y vecinos de Puertollano. Según el parte médico del hospital madrileño de La Paz, donde están ingresados dos trabajadores de una subcontrata de Gijón, Jesús Cervantes Blanco y Juan de Dios García Piña, presentan fracaso multiorgánico. Otros tres heridos siguen ingresados en el Hospital Universitario de Getafe (Madrid): J.C.G.B., de 38 años, con quemaduras en el 87% del cuerpo; J.C.O.S., de 40, con el 75% de su superficie corporal quemada, y P.M.O., de 64, con quemaduras que afectan al 45%. Todos se encuentran sedados, con respiración artificial y responden bien al tratamiento, según el último parte médico. Por lo que respecta a los tres heridos leves, dos trabajadores de la refinería de Repsol en Puertollano y un bombero que participaba en las labores de extinción del fuego, ayer continuaban ingresados en el hospital de Santa Bárbara de Puertollano, aunque previsiblemente recibirán el alta en las próximas horas. Según informaron fuentes del centro sanitario, un total de veintidós personas fueron atendidas a lo largo del jueves en este hospital de Puertollano a causa del accidente, varios de ellos bomberos afectados sobre todo por inhalación de humo, pequeños traumatismos y agotamiento. Mientras tanto, cerca de 500 personas, entre bomberos y técnicos de la compañía petrolífera, trabajaban ayer junto a especialistas de una empresa británica, Williams, especializada en intervenir en siniestros en pozos petrolíferos, para extinguir definitivamente el fuego. Según se pudo saber, se procedió al vertido de espuma química sobre varios tanques esfera de gas propano próximos a los de gasolina que ardían, para aislarlos y evitar que las llamas los hicieran explotar. Con la tranquilidad de ver el fuego apagándose se abre el momento de las investigaciones sobre las causas de lo ocurrido.