Diario de León

| Análisis | Las consecuencias de un tropezón |

El viacrucis de Sevilla

Las propuestas económicas del PSOE, hechas por el asesor económico, Miguel Sebastián, dejan fuera de juego a Jordi Sevilla

Publicado por
Tomás García - redacción
León

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El responsable de Economía de la Ejecutiva socialista, Jordi Sevilla, barruntó que algo se movía bajo sus pies a comienzos del verano, cuando Zapatero encargó al recién fichado Miguel Sebastián -hasta entonces responsable del Servicio de Estudios del BBVA- que se pusiera al frente de una treintena de especialistas para redactar un programa económico con el que concurrir a las elecciones. Las sospechas se confirmaron en septiembre, cuando Zapatero le anunció que sería él personalmente quien se encargaría de defender la postura del PSOE en el debate presupuestario. La puntilla se la dio él mismo pocos días después. Zapatero y Caldera habían organizado un acto público para presentar la alternativa socialista a los Presupuestos. El líder del PSOE capeó el temporal con los periodistas como pudo y metió la pata en un par de asuntos -dijo progresividad cuando debía haber dicho regresividad-. «Se te nota todavía inseguro -le animó Sevilla al finalizar la intervención-, pero son chorradas. No te preocupes, lo que tú necesitas son dos tardes». Y para rematar la conversación, que sin que los dirigentes socialistas lo supieran estaba siendo escuchada por todos los asistentes, le espetó: «Prefiero que me sustituyas tú que Miguel». El ataque de celos televisado fue el principio del fin. El pasado sábado, durante la puesta en escena del programa económico del PSOE, Jordi Sevilla ocupó un discretísimo lugar entre el público, lejos del estrado que ocupaban el nuevo gurú económico de los socialistas y los otros notables del ramo -la consejera andaluza Magdalena Álvarez y el comisario europeo Pedro Solbes-. Y desde la platea pudo escuchar cómo saltaba por los aires todas sus propuestas, como la de convertir los tramos impositivos en un tipo único, Sevilla encabeza ahora a un sector de descontentos que estiman que la rebaja de impuestos y la contención del gasto público no son precisamente medidas progresistas.

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