Diario de León

El candidato del PSOE estará arropado por los «primeros figuras» del partido en la provincia

Zapatero arranca hoy con un mitin en León la batalla final por la Moncloa

El Palacio de Deportes acogerá el acto socialista a partir de las siete y media de la tarde El PSOE

Rodríguez Zapatero inició anoche su campaña a la presidencia en el Palacio de Congresos de Madrid

Rodríguez Zapatero inició anoche su campaña a la presidencia en el Palacio de Congresos de Madrid

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Europa Press | madrid

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El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, volverá hoy a su tierra chica en el día inaugural de la campaña para participar en una fiesta mitin en el Palacio de los Deportes, que comenzará a partir de las 19.30 horas con la actuación del grupo musical Bogus Band. El candidato socialista llegará a León en avión procedente de Madrid, donde protagonizará por la mañana el primer mitin de la campaña. Tras su llegada a la capital, Rodríguez Zapatero se entrevistará con diversos colectivos antes del comienzo del acto electoral, al que está previsto que asistan cerca de 5.000 personas, según las estimaciones socialistas. El mitin comenzará con la intervención de Miguel Martínez, secretario provincial del PSOE y candidato al Senado, a quién seguirán el alcalde de León, Francisco Fernández, el secretario regional y portavoz del partido en las Cortes autonómicas, Ángel Villalba, y el número uno de la lista al Congreso por León, José Antonio Alonso. El acto se clausurará con la participación del candidato a la Presidencia del Gobierno. A dejarse la piel Rodríguez Zapatero parece afrontar las últimas quince vueltas de la carrera que inició hace casi cuatro años con las mismas «ganas de tribuna» con que se levantó aquel domingo de junio del 2000 en que fue elegido secretario general del PSOE. «Me voy a dejar la piel para ganar el 14 de marzo», adelantó el líder socialista antes del arranque oficial de la campaña electoral. Zapatero se enfrenta a sus primeras elecciones como cabeza de cartel del PSOE con una oferta del talante tranquilo y de diálogo que prometió cuando tomó el timón que durante más de dos décadas manejó Felipe González. Y lo hace buscando el centro, el Dorado que esconde el tesoro de todas las victorias electorales. La mayoría que, según viene predicando, quiere un cambio «está en el centro y en toda la izquierda, un amplio espectro sociológico que rechaza el Gobierno más a la derecha que hayamos conocido», dijo ayer el candidato. «Seré consciente de que represento a esa mayoría y sabré administrarla», prometió. A Zapatero le gustan los gestos. Por eso inauguró anoche la campaña junto a Rafael Simancas, el vencedor de las elecciones autonómicas madrileñas que no llegó a gobernar por culpa del tamayazo. Aquél fue el primer gran golpe que debió encajar el nuevo líder socialista, después de un tiempo en el que parecía que nada le apearía de la cresta de la ola. En la pegada se trataba de recordar que el PSOE ganó las elecciones del mes de mayo -por escaso margen, pese a la catástrofe del Prestige y a la guerra de Irak- y las «cosas raras» que sucedieron después. Las denuncias De la boca de Rodríguez Zapatero no salen palabras gruesas. Pero se emplea con firmeza cuando denuncia los «chantajes» del PP (el Plan Galicia sólo saldrá adelante si gana Rajoy, la liquidación de la deuda histórica con Andalucía depende de otro triunfo popular), la estrategia de la crispación del Gobierno (recordó las frases del presidente de Murcia, de Federico Trillo y de la ministra Valdecasas) o la «alergia congénita» que tienen al debate. No se cree la llamada al orden que hizo Rajoy a los suyos para que rebajen el tono de los ataques. «Rajoy es el jefe de los que nos descalifican y nos atacan, y en nada ha cambiado. El único cambio creíble es que acepte el debate público». Zapatero inició anoche una campaña en la que explicará unas propuestas sobre vivienda, pensiones o fiscalidad que al ciudadano le cuesta distinguir clara-mente de las del PP. Pero, sobre todo, trata de vender un nuevo estilo que marque las distancias con el tono bronco de Aznar «y de su vicepresidente Rajoy, que son lo mismo a estos efectos».En las quince vueltas que restan hasta la Moncloa tratará de ganarse a los jóvenes que votan por primera vez, a los descontentos y a los que se abstuvieron en el 2000 hartos de los escándalos y huérfanos de liderazgo.

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