Diario de León

La primera boda real en un siglo en España convertirá por primera vez a una mujer de clase media en Princesa de Asturias

La hora del príncipe Felipe y Letizia

Aunque no está previsto, se espera un gesto de los novios en recuerdo del 11-M

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Fernanda Tabarés - enviada especial | madrid
León

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Un Madrid blindado por tierra y aire se convertirá hoy en el escenario de la boda con mayor trascendencia institucional de las que se han celebrado en España desde el advenimiento de la democracia. El enlace del príncipe Felipe con Letizia Ortiz, una periodista de clase media y divorciada, garantiza la continuidad dinástica de los Borbones en España, como el propio heredero de la Corona se encargó de recordar el día que presentó a su novia a los españoles. El enlace ha servido, además, para que el Gobierno plantee la reforma de la Constitución con el objetivo de igualar los derechos de hombres y mujeres para acceder al trono. Bajo la amenaza muy probable de la lluvia, la ceremonia comenzará a las 11 de la mañana en la catedral de la Almudena oficiada por el arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, y ante las 1.600 personas que han sido invitadas al enlace, incluidos un centenar de jefes de Estado y representantes de casas reales. Don Felipe irá vestido con el uniforme de gala del Ejército de Tierra y Letizia Ortiz con un traje de Pertegaz, de color blanco tune-cino y con un escote «modesto» y «poco generoso». Mil doscientos millones de personas de todo el mundo seguirán a través de la televisión la primera boda real que se celebra en España desde hace un siglo y que lanzará a las calles de Madrid a medio millón de personas, que podrán ver a la pareja durante el recorrido de diez kilómetros que realizarán para cumplir con la tradición de depositar el ramo de la novia en la basílica de Atocha. Ocuparán un Rolls Royce negro descapotable, cubierto con un protector acristalado y blindado. Aunque no está previsto, los recién casados podrían detenerse en el Bosque de los Ausentes, la colina de cipreses y olivos próxima a la estación de Atocha habilitada para recordar a las 192 personas que murieron en el 11-M. Tras el banquete nupcial, los príncipes de Asturias iniciarán su viaje de novios y el camino hacia la normalidad. El Gobierno concedió ayer a Letizia Ortiz Rocasolano la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. El Ejecutivo emitió también una declaración oficial de felicitación con motivo del enlace en la que subraya el «significado institucional» de este acontecimiento. Destaca el Gobierno que la Corona «como establece nuestra Constitución, encarna la continuidad del Estado» y es también «símbolo de su unidad y permanencia». Tras expresar su «lealtad, respeto y afecto» al Príncipe y su prometida, el Ejecutivo les desea «felicidad en sus vidas» e invita al pueblo de Madrid y a todos los españoles a compartir la alegría y a «acoger con su tradicional hospitalidad a quienes en estos días nos visitan».

Ausencia de Bush 

La vicepresidenta del Gobier-no, María Teresa Fernández de la Vega, se refirió tras el Consejo de Ministros al hecho de que varios invitados, entre ellos el presidente estadounidense, George W. Bush, hayan declinado asistir a la boda, algo que achacó a «motivos de agenda» sin ninguna relación con la retirada de las tropas españolas de Irak. Aseguró que no es posible en este momento cuantificar el coste del enlace pero se mostró convencida de que esa inversión «será ren-table para el país» por lo que está suponiendo «de imagen de España y de Madrid en el mundo». Finalmente, Fernández de la Vega descartó también que el Gobierno vaya a conceder ningún tipo de indulto con motivo de la boda real. 

Aprendiz de reina 

1,68 de altura. 38 de pie. 50 kilos de peso. 36 de talla de ropa. Tras la pedida de mano, las comparecencias públicas de Letizia Ortiz se espaciaron con el fin de no quemar su imagen. Exultante y arrolladora durante esa primera ceremonia, Letizia Ortiz dio un paso atrás (así se lo aconsejaron en Zarzuela) y se fue mostrando cada vez más recatada y silenciosa. Solicitó que le pasaran el vídeo (el mismo procedimiento que utilizaba cuando trabajaba en televisión) y, junto con un equipo de asesores, fue repasando los errores que había cometido. Los principales: tocarse el pelo mientras sonaba el himno nacional, pronunciar las expresiones «¡Anda!» y «¡Vale!», demasiado vulgares para una futura reina, dirigirse a los Reyes sin ser interpelada y hacerles esperar mientras hablaba con sus amigos periodistas. Tomó buena nota. No recibe clases de protocolo ni de historia ni de idiomas, pero sí tiene asesores que le sugieren qué es lo que le conviene aprender. Y a ello se aplica. Con su característica tenacidad. Letizia sufre la tiranía de la imagen hasta el extremo de tener que llevar tacones de, al menos, 8 centímetros de alto. Con ello equilibra los 29 centímetros que le saca el Príncipe. Se especula que los zapatos del día de la boda alcancen los 15 centímetros de tacón. Los podólogos aseguran que, de seguir con esta servidumbre estética, la columna vertebral de Letizia sufrirá lesiones en cinco años. «El Gobierno expresa su lealtad, respeto y afecto al Príncipe y su prometida y les desea felicidad en sus vidas» El Ejecutivo presidido por Rodríguez Zapatero

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