Diario de León

El Gobierno español cree que los gestos hostiles del Reino Unido obedecen a la retirada de Irak

Caruana insta a España a que no se inmiscuya en los asuntos del Peñón

Hoon llega a la colonia para participar en los festejos de los 300 años de soberanía

Imagen de archivo del ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, tras el referéndum del 2002

Imagen de archivo del ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, tras el referéndum del 2002

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R. Gorriarán - madrid
León

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El Gobierno cree que la sucesión de gestos inamistosos de las autoridades británicas sobre Gibraltar son una forma de mostrar su desacuerdo con la retirada de las tropas españolas de Irak. El Ejecutivo está convencido de que esta situación «no es casual», máxime cuando las conversaciones sobre la colonia atraviesan un buen momento y el diálogo está encauzado. Desde el Peñón, entretanto, el ministro principal, Peter Caruana, exigió a las autoridades españolas que depongan su actitud «impertinente» y no se inmiscuyan en los actos conmemorativos del 300 aniversario de la ocupación británica. El Ministerio de Asuntos Exteriores está convencido de que «no existe una explicación diplomática» que permita comprender los motivos por los que el Gobierno británico haya protagonizado en Gibraltar en poco más de un mes cuatro gestos hostiles. El último se escenificó ayer con la llegada al Peñón del ministro de Defensa, Geoffrey Hoon. Fuentes gubernamentales sostuvieron que las relaciones bilaterales entre Madrid y Londres pasan por un buen momento y no hay razones para perturbarlas. Estas fuentes se atrevieron a apuntar que la única explicación es que el Gobierno británico demuestra de esta forma su desacuerdo con la orden de José Luis Rodríguez Zapatero de retirar las tropas de España de Irak, una decisión que ha tenido un coste político para Tony Blair. La Moncloa entretanto guardó silencio oficial sobre los últimos movimientos en Gibraltar y Reino Unido. Sólo la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, se pronunció en una entrevista concedida al diario Avui de Barcelona en la que lamentó que el Ejecutivo de Blair haya «perdido una oportunidad para no abrir heridas» por la conmemoración de una conquista que «dividió a dos países» que son «aliado y amigos». La número dos del Gobierno sostuvo que la presencia de Hoon en Gibraltar «no es la mejor manera de resolver el conflicto». Es, agregó, un gesto «inoportuno y desafortunado». «Impertinente» El malestar en España se reprodujo, pero por motivos opuestos, en Gibraltar. El ministro principal de la colonia, Peter Caruana, en declaraciones a la cadena BBC reclamó al Ejecutivo socialista que deje de tener una «obsesión» con el Peñón. La forma en que los gibraltareños celebran los 300 años de la ocupación británica, advirtió, «no es un asunto de los españoles» y «tratar de darnos clases y aleccionarnos» sobre cómo habría que conmemorar esa fecha «resulta impertinente». Caruana precisó que los gibraltareños no celebran los tres siglos de «una batalla militar» sino el 300 aniversario de «la soberanía británica y nuestra relación con el Reino Unido, que nos ha dado todo». En consecuencia, remató, España «no tiene un motivo geográfico» para inmiscuirse en los asuntos internos del Peñón.

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