Otros que también lo pasaron mal

Antes del incidente de Bono, hubo otros muchos protagonizados por personajes de relevancia política y social que se convirtieron en objetivo de la ira de la masa. El más sonado de los ataques en medio del tumulto -por su cercanía en el tiempo y su repercusión- podría ser el sufrido por el secretario general de CC.OO., José María Fidalgo, en la manifestación del 1 de mayo del 2003. Entonces, un trabajador de Sintel golpeó al líder sindical con el palo de una bandera, causándole una brecha en la cabeza. La misma herida la sufrió el entonces candidato a la alcaldía de Barcelona por el PP, Alberto Fernández, en una protesta en Reus por la guerra de Irak. Peor lo pasó la alcaldesa socialista de Lasarte, Ana Urchueguía, a quien, durante un partido de pelota, varios radicales le lanzaron objetos y la amenazaron, en junio del 2002. También sufrió amenazas el lendakari Ibarretxe, durante una conferencia que pronunció en Granada y tras la que uno de sus escoltas fue golpeado por un estudiante. La intervención policial impidió que el líder del PP, Mariano Rajoy, fuera atacado tras participar en un acto de su partido en Lugo. También en Galicia, Zapatero fue recibido a huevazos en Santiago, durante una manifestación por la catástrofe del Prestige .