Diario de León

| Entrevista | Baltasar Garzón Real |

«ETA quiere imponer, no negociar, por tanto, cúmplase la ley»

Mañana por la tarde parte para Nueva York para una estancia de nueve meses, pero se pasará la mañana en su despacho interrogando a los procesados por pertenencia a la banda terrorista

El juez Baltasar Garzón, durante la entrevista

El juez Baltasar Garzón, durante la entrevista

Publicado por
Julio Á. Fariñas - enviado especial | madrid
León

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Cuando para todos los demás son las once de la noche, para él está empezando la tarde, porque su jornada no finaliza antes de las tres de la madrugada. Así acaba agotando a todo ser humano que intenta seguirle el ritmo. Él ni se inmuta. «Tengo la sensación, me parece que no me voy -confesaba a primera hora de la tarde del viernes, después de casi una hora de charla con este enviado especial-. Estoy desarrollando el trabajo a tal velocidad, como casi siempre ha ocurrido en mi vida, que no percibo la inmediatez de la marcha. Aún no he empezado a hacer el equipaje». -Dicen las malas lenguas que una de sus armas secretas es que necesita muy pocas horas para dormir. -No sé si son malas lenguas o no, pero en este caso aciertan. Habitualmente duermo unas tres horas al día, aunque últimamente por el cansancio llego a las tres y media. Eso me da tiempo a hacer bastantes cosas y hace que los días den bastante de sí. Cuando son las once de la noche, para mí está empezando la tarde. -Hace tiempo que le llueven las ofertas ¿Por qué precisamente ahora? -Éste es un momento como cualquier otro, aunque quizás también han coincidido con una serie de circunstancias. Las ocasiones llegan cuando llegan. Hace unos meses, allá por abril o mayo comencé a hacer los planes de la posibilidad de optar un tiempo a estar en EE. UU., en alguna de las universidades, puntualmente en Stanford, en Harvard o Nueva York, prefiriendo Nueva York, y me salió la New York University a través de Luis Moreno Campo, fiscal de la Corte Penal Internacional, que fue quien me hizo la gestión. Y para allá me voy. -Hay quien piensa que se va porque está harto de tanto ninguneo -No tanto. Yo sé que algunos opinan así, que se ha publicado. Pero no es tanto, no me siento yo en absoluto ninguneado, no me siento yo marginado, no me siento yo mal atendido porque no se me dé esos cargos de los que siempre alguien habla y jamás me oyen a mí hacerlo, por tanto es un ejercicio bastante absurdo de posibilidades. Yo estoy haciendo mi trabajo como siempre lo he hecho, con decisión, con entusiasmo, y lo voy a continuar haciendo. Durante nueve meses voy a estar viendo los fenómenos desde otra perspectiva, con una visión diferente, que creo que eso es bueno y que sería muy oportuno que incluso fuese una posibilidad obligatoria para cambiar un poco el chip que muchas veces se convierte en un mecanismo de retroalimentación de los propios jueces y fiscales. -¿Duelen más las palmaditas hipócritas o las puñaladas traperas? -Las palmaditas hipócritas son peores, porque, además, quien las hace se postula como amigo y para mí la amistad es algo muy sagrado, muy limpio, muy puro. Yo tengo la gran suerte que jamás me ha traicionado un amigo, pues, probablemente, porque yo tampoco he traicionado., Inmediatamente, a continuación, me dirás «Ah, pero Gómez de Liaño...» Cuando yo digo amigos digo amigos, no digo otras cosas y respeto a las personas, por supuesto. Las puñaladas te las debes esperar. -¿Por qué cambió la sotana por la toga? -Uff, hace tanto tiempo de aquello... Yo soy de los que opinan que cuando se inicia una cosa, hay que terminarla y hay que permanecer, no en la obstinación, sino en la racionalidad, pero terminar aquello que se empieza o dar una explicación. Y en mi caso, que fue voluntario el ingreso en el seminario como voluntaria fue la salida, sencillamente a la tierna edad de los 16 o 17 años llegué a la conclusión de que no estaba capacitado para desarrollar las cosas como se deben hacer, con integridad y hasta las últimas consecuencias. -De los curas se decía aquello de «haz lo que yo digo pero no hagas lo que yo hago». ¿Es aplicable esta filosofía a jueces y fiscales? -Yo apuesto porque los jueces y los fiscales hagan lo que dicen y hagan lo que corresponde, no sólo lo que se espera de ellos. Puedes esperar más, puedes esperar menos, pero en realidad lo que tienes que hacer es cumplir con tu obligación, cumplir con obligación significa que hay que ganarse el sueldo. Ganarse el sueldo significa comprometerse con la sociedad, estar dispuestos siempre a dar un poco más. -Hay situaciones que chirrían: jueces instructores defendiendo a antiguos clientes... -Bueno, eso será su problema, y ya verás como a mí jamás me verás haciendo eso. -Ex fiscales generales del Estado defendiendo a narcoabogados... -O que visitan las cárceles... -Ex presidentes del Supremo defendiendo a capos de reconocido prestigio... -¿Qué quieres que te diga, Julio? Cada uno hace lo que cree que tiene que hacer y tiene su ética, el nivel o tragaderas que corresponden. Las mías son la que son y, desde luego, por ahí no paso, lo tengo muy claro, porque para mi todo lo que suponen emolumentos previsiblemente importantes es muy relativo, prefiero tener lo justo, vivir bien -no me gusta vivir mal-, tener buenos amigos y poco más. -¿Es contrario a cualquier tipo de salida negociada con el terrorismo etarra? -No podemos olvidar que estamos en un Estado de Derecho. Por muy amplio que éste sea, para que haya una negociación o un diálogo tiene que haber dos partes que así lo quieran. Lo que no puede haber es una organización que impone sus postulados de forma sistemática, con una presión permanente contra la sociedad civil. Si lo que ellos quieren no es negociar, sino imponer, cúmplase la ley que se está desvelando como bastante efectiva. -Me pareció haberle escuchado en alguna ocasión que la depen-dencia de Euskadi es inevitable. -Todo lo contrario, lo que he dicho es que eso no es viable, primero porque no es constitucional. Lo que sí he dicho es que todo se puede discutir en política, pero no tienen sentido discusiones que conduzcan al absurdo, mejor no tenerlas.

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