Diario de León

El caso Leganés genera inquietud entre los médicos leoneses, que extreman las precauciones administrativas

Uno de cada cuatro pacientes agónicos requiere sedación ante el sufrimiento

Hace falta acuerdo médico y consentimiento verbal o escrito del enfermo o sus familiares

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Ana Gaitero - león
León

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¿Qué es una muerte digna? La respuesta puede variar de unas a otras personas. Algunas desearán para su muerte la posibilidad de mantener la conciencia hasta el final y otros en cambio preferirán morir «dormidos», para evitar el sufrimiento. Pero todavía son pocas las comunidades que tienen reconocido el testamento vital. La medicina define la buena muerte como un final «sin dolor y sin otros síntomas mal controlados», sin prolongar de manera artificial el proceso, acompañados por la familia o amigos, en el domicilio o en el hospital, pero siempre con el apoyo sanitario necesario. El caso del hospital Severo Ochoa de Leganés, en el que se investiga la actuación de un médico del servicio de urgencias, ha puesto en el punto de mira a los sanitarios, especialmente a los que están más cercanos de los pacientes moribundos, al presentar la sedación terminal como una práctica oscura, cuasidelictiva y aislada. Los médicos leoneses consultados coinciden en que no han visto cambios en la actitud de las familias y los pacientes ante las situaciones que se les han planteado de sedación en las últimas semanas, pero sí reconocen que el tema ha generado un debate interno y extreman las precauciones desde el punto de vista administrativo y documental. No han recibido instrucciones específicas de Sacyl (Sanidad de Castilla y León) respecto a la práctica de la sedación. «Cuando la enfermedad ha vencido y está generando una agonía muy sufrida es cuanddo utilizamos la sedación terminal», explica el doctor Andrés García Palomo, «con el consentimiento de la familia o del paciente porque de lo contrario sería un homicidio por compasión». Este especialista en Oncología Médica precisa que «ahora se llama sedación, pero desde siempre se ha recurrido a fármacoso o sedantes naturales para disminuir el sufrimiento y la agonía de los enfermos». El alcohol y los opiáceos son conocidos desde la antigüedad. Más modernamente, aspirina, paracetamol, morfina y derivados son los peldaños, de menor a mayor, de la escalera analgésica. Teme que la polémica del caso Leganés retraiga a los médicos de usar la sedación por miedo y «haya pacientes que sufran excesivamente». En León no existen estudios sobre la frecuencia de la sedación terminal, que es una praxis médica normalizada, aunque en el caso de los pacientes oncológicos con metástasis se estima que es necesaria en uno de cada dos casos. La Sociedad Española de Cuidados Paliativos estima que la sedación terminal es un procedimiento que puede estar indicado en uno de cada cuatro o cinco pacientes en situación agónica. «La sedación puede ser utilizada por cualquier médico, pero hay determinados servicios que por el tipo de pacientes que tratamos tenemos múltiples ocasiones de ver enfermos terminales: anestesia, porque lleva la unidad del dolor, oncología, cuidados paliativos...», añade el anestesista leonés Antonio Pelegrín. Para este médico existe «una barrera muy difícil de delimitar» en la sedación, determinada por las dosis, por el estado general del paciente y la intencionalidad del médico. La sedación terminal «busca aliviar el sufrimiento» de la persona que agoniza y que presenta síntomas «refractarios» -agitación, delirio, dificultades para respirar, angustia, hemorragia masiva- «que no pueden ser controlados» sin comprometer la consciencia del paciente. Intención y acción Pero una sedación «nunca busca acortar la vida del paciente», matiza Palomo, ni tampoco existen estudios comparativos -añade- para saber si un paciente no sedado vive más o menos que uno que ha sido «dormido». «Probablemente el paciente sedado vivirá igual o más», subraya el oncólogo. La ley General de Sanidad y la ley 41/2002 sobre información y consentimiento no someten a consentimiento informado escrito la sedación. Los hospitales leoneses se rigen por las pautas que prescribe la Sociedad Española de Cuidados Paliativos: acuerdo del equipo médico y aceptación de la familia o el paciente, aunque la voluntad de estos suele estar mermada por el proceso agónico o la falta de información sobre su enfermedad. Esta aceptación puede ser escrita o verbal, pero siempre debe constar en la historia clínica. En León cuando el consentimiento es verbal se realiza ante testigos. Los dispositivos que existen en la provincia para la atención específica de enfermos terminales son la unidad de cuidados paliativos del Hospital de León y la Asociación Española contra el Cáncer, que se ubica en el hospital Monte San Isidro y también trabaja a domicilio; existe además otra unidad de cuidados paliativos en el hospital San Juan de Dios, una unidad de hospitalización a domicilio en el Hospital del Bierzo y el Equipo de Soporte de Atención Domiciliaria (Esad) que depende de Atención Primaria de León. EUTANASIA Objetivo Muerte del paciente Proporcionalidad Dosis de fármacos adecuados a conseguir el objetivo de la muerte del paciente Carácter temporal Planificado SEDACIÓN Objetivo Alivio de los síntomas refractarios Proporcionalidad Dosis de fármacos adecuados a disminuir el nivel de conciencia suficiente para aliviar sus síntomas Carácter temporal Circunstancial (depende excluisivamente de la aparición de síntomas refractarios intolerables)

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