Diario de León

| Entrevista | A. B., superviviente de dos bombas |

«Intentaron matarme dos veces y todavía seguí recibiendo amenazas»

«He vivido cinco explosiones al lado de casa, la última cuando volví a recoger mis cosas para irme, y te marcan los muertos que ves, en mi caso once o doce amigos»

Publicado por
A. Núñez - león
León

Creado:

Actualizado:

Tiene 48 años, el pelo blanco, nació en el barrio del Ejido de León capital, es suboficial retirado del Ejército, su padre era uno de los personajes más conocidos de la ciudad con centenares de fotos en los periódicos, pero él prefiere figurar como A. B., porque cada día sigue mirando debajo del coche por si ETA le coloca otra bomba. Ya ha sobrevidido a dos en su antiguo acuartelamiento de Vitoria y todavía va de incógnito con tratamiento psiquiátrico, porque «mientras la gente tiene doscientos de adrenalina, yo paso de setecientos o más». Lo han prejubilado hace dos años. -¿Cuando la primera bomba qué pasó? -Estábamos en el cuartel un día de 1997 a las once la la mañana y entró la furgoneta del panadero, que había sido secuestrado antes sin que nadie lo supiera. Llevaba dos bombas de 20 kilos cada una para explotar una un cuarto de hora después de la otra. Como era el tiempo del bocadillo sólo hubo dos heridos, ambos civiles, que eran dos señoras de la limpieza, aunque destrozaron toda una planta del edificio y a mí mismo el coche, que estaba a treinta metros. Digamos que hubo suerte, porque la explosión de la primera bomba desactivó la otra. Tecnicamente aún no sé por qué. -¿Y la segunda vez? -Entonces ya me seguían personalmente porque una vez salí en la televisión de allí en un acto oficial del Ejército y algunos debieron reconocerme de uniforme, aunque antes hubiera ido a todas partes arbitrando partidos de fútbol juveniles. Fue entonces cuando empecé a tener problemas y a notar cierta enemistad en los ambientes donde me había movido sin problemas y sin hablar de política. Pero me pusieron una mochila con tres kilos de explosivos en la rueda izquierda del coche, contando con que, al mirar, me explotara en la cara activada a distancia. Según me dijeron después, les falló el detonador o algo parecido. Eran las siete y media de la mañana al salir de casa. Luego me dijo un policía que era una bomba muy cara que habían traído de Francia y que me hubiera pulverizado. ¿Heridas o secuelas? Eso crea una serie de problemas que llaman psicológicos por los que nunca había pasado y de hecho, yo nunca había estado de baja. Luego me explicaron los síntomas, como no dormir, controlar obsesivamente todo y practicamente no salir de casa porque todo te parece que va en contra tuya. No paraba de preguntarme quién podía haberme hecho aquello y por qué. -¿Quién pudo ser? -Ese es el tema, porque empiezas a sospechar de todo el mundo. Cuando mataron por aquellas fechas a dos concejales de Sevilla resultó ser el mismo carnicero del mercado de abastos de Alava donde comprábamos en el cuartel, así que no descarto nada, porque se despidió justo el día anterior. Yo compraba allí y hablaba cada poco con él en persona o por teléfono. -¿Han condenado a quienes atentaron contra usted? -De la primera bomba ha habido ya juicio, pero de la segunda aún no. Y casi me cago, aunque iba de testigo protegido. Esta gente son la leche: entras al juzgado y te tapan con una mampara de la cintura para arriba e, incluso, te distorsionan la voz, pero la sala está llema de gente de Batasuna, tienes a los imputados delante y, encima, la gente se agacha para ver tu cara por debajo del biombo. Funcionan así. -¿Ha vuelto a recibir amenazas? -He tenido dos desde entonces, una de ellas aquí mismo, en casa y la otra a través de la comandancia militar. Sospecho hasta de una persona que puede ser un compañero, porque no puedes fiarte de nadie. Está puesta la denuncia en el Juzgado número 2 de aquí, que aún no ha resuelto ni me ha citado para nada. -¿Por qué le pusieron a usted en el punto de mira? -Esa es la pregunta del millón, aunque yo supongo que sería por el uniforme. Allí es lo que miran simplemente o lo que ellos llaman las fuerzas de opresión. -¿Qué siente de vuelta a León? -Lo que realmente te impresiona es recordar las catástrofes que has vivido, porque te marcan los muertos y heridos que ves: personalmente yo recuero a once o doce amigos y he vivido cinco exploxiones al lado de mi casa, por desgracia. En mi barrio, por ejemplo, mataron a Fernando Buesa y a su escolta, el primero parlamentario del PSOE, y ví cómo la policía acordonaba la zona. Yo ya había vuelto a León, pero me había desplazado allí sólo para recoger unas cosas de mi antigua vivienda y eso fue lo que me encontré. En eso estalló la bomba dentro de un contenedor que había al lado.

tracking