Los chatarreros aseguran que la nueva normativa acabará con el gremio

«La nueva ley de aparatos eléctricos y electrónicos perjudica clatamente al sector de la chatarra». Estas han sido las palabras de un empresario de León dedicado a este oficio, y quedan pocos, ante la normativa que entró en vigor el pasado 13 de agosto. El gremio ve con buenos ojos el reciclaje de residuos peligrosos, pero exige a la Junta una medida alternativa para que no tengan que cerrar las puertas de sus negocios, una actuación que les condenaría al ostracismo. «Nos eliminan de un plumazo», cuentan los trabajadores. Las pequeñas empresas -aseguran- no van a poder renovarse para hacer frente a esta iniciativa. «Significaría invertir mucho dinero, algo que no podemos hacer». Desde el sector se cree que los únicos beneficiados -además del medio ambiente- son las grandes multinacionales, «que van a recibir los residuos sin que tengan que asumir ningún coste, es un negocio redondo», denuncia uno de los operarios. Esgrimen, como argumento principal, que ellos tienen las mismas instalaciones que los puntos limpios donde se envían los electrodomésticos y que hasta que no se prensan los residuos están en las mismas condiciones que los otros gestores. El miedo se hace palpable cuando hablan las personas que se dedican a este menester, por lo que se manifiestan reacios ante cualquier pregunta relacionada con la nueva ley. No entienden qué es lo que tienen que hacer a partir de ahora y explican que no saben qué postura adoptar si mañana se encuentran delante de sus puertas una lavadora u otro aparato de similares características. «¿Qué quieren que llamemos a la Guardia Civil si nos dejan una batería en las instalaciones?», subraya uno de los operarios. En el escalón más bajo del proceso, pero con mucha importancia en el ciclo de reciclaje, están las personas que buscan -como sí de oro se tratase- por unos euros, metales y otros productos que luego venderán al peso, en cualquiera de las empresas que hay en la capital leonesa. Este es su único modo de subsistir, una forma de vida que llevan cultivando varios años. La ley prohibe, desde hace pocos días, tirar aparatos que contengan residuos peligrosos en la calle. Ahora hay que llamar a un gestor autorizado que se debe ocupar de su reciclaje y posterior reutilización. Un oficio ingrato -el de la chatarra-, que no entiende de leyes, ve peligrar la perpetuidad a la que se había acostumbrado. Quizá la norma acabe con el problema del medio ambiente, que se encuentra herido, pero en su lucha puede acabar también con varias personas, que han desempeñado una labor humilde durante muchos años. ¿Habrá repicado el ocaso?