Diario de León

Fuegos, accidentes y peleas se han sucedido en 53 años de convivencia

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Los papeles más antiguos que se conservan de la zona del Teleno recogen un incendio forestal ocurrido en 1922, en el que se quemaron 8.000 pinos dentro de la localidad de Torneros de Jamuz. No existía entonces el campo de tiro. Sin embargo, a partir de su operatividad, hace ahora 53 años, el registro de fuegos importantes en esta privilegiada zona de la Maragatería -se le dice la morada de lug, el lobo originario que enseñó al hombre, y que los romanos encomendaron al dios Hermes (Mercurio)- ha sido constante y casi siempre ligado a la presencia militar. Los más significativos comenzaron a tener lugar a partir de 1991, cuando las llamas alcanzaron más de 2.000 hectáreas en la zona de Tabuyo. A partir de entonces se sucedieron hasta que en 1998 y en el 2004 se produjesen las dos mayores catástrofes conocidas en la zona y en las que se han perdido miles de hectáreas arboladas. Años de peleas y cacerías Pero las consecuencias de la militarización del Teleno han ido más allá. En junio de 1982, soldados y vecinos se enfrentaron en peleas en los bares de Luyego, una situación que no fue única. Ese mismo año se denunciaron robos de gallinas y cacerías ilegales por parte de altos mandos militares, si bien el acontecimiento más grave de esa década se produjo en agosto de 1984, cuando un carro de combate con 25 cargas explosivas se incendió, obligando a la evacuación de viviendas en Santiagomillas. En mayo de 1987, un suceso similar levantaba la alarma en la N-VI, a la altura de Riego de la Vega. Las explosiones de proyectiles fuera del campo de tiro también han sido frecuentes y, en algún caso, letales, caso del joven Pedro Cornejo, vecino de Priaranza de la Valduerna, que pereció a los 14 años de edad tras explosionarle un proyectil en 1985. «Veo que aquella muerte no sirvió de nada porque hoy todo sigue igual», decía su hermana Julia, que le acompañaba en el momento del accidente, hace poco más de un año a este periódico. «No me quito de la cabeza que es necesaria una ley que defienda a la gente», sentenciaba.

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