Diario de León

El equilibrio natural, en peligro

El Ayuntamiento de Valderas teme que el calor que acumulan los neumáticos esparcidos indiscriminadamente y sin control por el monte del municipio afecte a los animales salvajes que viven en la zona

Una vaguada del monte de Valderas está repleta de ruedas, tiradas sin control

Una vaguada del monte de Valderas está repleta de ruedas, tiradas sin control

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A. Calvo - león
León

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Perdido entre caminos comunales, de difícil acceso y oculto entre las encinas y los robles está el vertedero ilegal de neumáticos de Valderas. A pesar de que está a seis kilómetros del núcleo urbano tanto el alcalde, Donato Caño, como el teniente de alcalde, Ángel Callejo, insisten en el peligro ambiental que genera el silo de ruedas en pleno monte. Por un lado, si se produce un incendio nadie puede avisar rápidamente y la capacidad de absorber calor de los neumáticos ha provocado un cambio en la fauna de la zona. «Entre las ruedas invernar las serpientes, este animal se ha reproducido tanto en la zona que los conejos ni se acercan», declara Callejo. El vertedero está situado entre La Dehesa y los montes de El Duque y La Mata. En ellos pastan los jabalíes y los corzos y desde el Ayuntamiento de Valderas se teme que se rompa el equilibrio natural de la zona. Ruedas a pesetas En una vaguada natural, entre los parajes, están esparcidas «indiscriminadamente» y «sin control» las 20.000 ruedas que el empresario recogió con ayuda de dos jóvenes del municipio. «Los neumáticos se acumularon en tan sólo unos meses ya que trabajaban con tres furgonetas», explica el teniente de alcalde. Donato Caño recuerda que por cada rueda de automóvil que recogía el empresario recibía 75 pesetas (0,45 céntimos de euro) y por las de tractor o camión hasta las dos mil pesetas (12 euros) la unidad. Tanto el actual alcalde como su teniente de alcalde apuntan que en ningún momento el empresario realizó la captación de aguas, un sondeo o tuvo intención de construir un molino para destruir y reciclar las ruedas. A diferencia del vertedero ilegal de Castrillo, en el que los neumáticos estaban meticulosamente apilados, en Valderas no existe ningún control. En el espacio cedido por el Ayuntamiento están esparcidas todas las ruedas, entre la maleza y los árboles, en la parte alta de la vaguada y en las zonas altas. No existió ningún tipo de cuidado a la hora de volcar el material. Entre las ruedas surge las ramas y se acumula el agua de la lluvia. El tronco de muchas de las encinas del paraje nace entre los montones de las ruedas. El negro del caucho rompe el equilibrio del color natural de la zona.

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