Muere un joven de 23 años atropellado por un Talgo en la localidad alicantina de RedovánPulso Zapatero-Rajoy en Cataluña

Un joven de 23 años falleció ayer en el municipio alicantino de Redován al ser arrollado por un tren Talgo que cubría el trayecto Montepellier-Cartagena, lo que obligó a realizar el transbordo por carretera de los pasajeros de dos convoyes de Cercanías de la línea Alicante-Murcia, informaron fuentes sanitarias y de Renfe. Los hechos ocurrieron, por causas que se encuentran investigando la Guardia Civil, al rededor de las 18.56 horas, cuando el joven invadió la caja de la vía y el tren lo atropellópor causas que aún son desconocidas. Al lugar de los hechos se desplazaron dotaciones del Instituto Armado y la Policía Local, así como efectivos sanitarios, entre los que se encontraban una ambulancia de Soporte Vital Básico (SVB) y el médico del centro de salud de la localidad, que no pudieron hacer nada por la vida del peatón. Como consecuencia del accidente, el Talgo sufrió un retraso de 85 minutos, mientras que los dos trenes de Cercanías que hacían el itinerario Alicante-Murcia y viceversa tuvieron también que detenerse en las localidaddes de Callosa de Segura y Orihuela, respectivamente, para esperar el levantamiento del cadáver. Los pasajeros que iban hacia Murcia fueron trasladados por carretera hasta la estación de Orihuela para seguir el trayecto por ferrocarril, mientras que los que se dirigían a Alicante lo fueron hasta Callosa de Segura, según Renfe. El tráfico ferroviario se restableció completamente a las 20.45 horas. | efe AUNQUE no se puedan con-siderar unas primarias porque las opciones del PP catalan sean muy limitadas, Mariano Rajoy, que es mas persistente de lo que los suyos creían, quiere echar un pulso a Zapatero en la plaza que le resulta mas difícil. Por eso mañana mismo presentará una recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto catalan, que aun asi , echó a andar el jueves con la entrevista Zapatero-Maragall que tanto ha molestado a Artur Mas, hasta el punto de amenazar con derogar cualquier decision que ahora se tome. Si gobierna, claro. Estamos, por tanto, en un trimestre en el que la política española, salvo sorpresas, se jugará en tablero catalan. El 1 de noviembre por la noche sabremos si Cataluna será gobernada por Mas, por Montilla o por los dos juntos. El resto sólo pueden aspirar a ser acompañantes, lo que no es poco: para Esquerra es volver, o no, al Gobierno que tanto echa de menos; para Iniciativa, la oportunidad de seguir creciendo desde el poder, que es lo que le auguran las encuestas, para el PP, la posibilidad de que Artur Mas pueda gobernar con su apoyo en la sombra rompiendo así la estrategia de Zapatero de garantizarse apoyo convergente en Madrid. Para el partido inspirado por Albert Boadella, su espacio se ha cerrado al proclamarse Montilla candidato y explicitar sin complejos que él no es un nacionalista. Y que ahora toca hablar de ciudadanos, y no de naciones. Así empieza la partida catala-na, mientras la política española continúa en el enfrentamiento más descarnado entre los dos grandes partidos por la masacre del Líbano. Y si lograra detenerse esa guerra abierta, tan peligrosa, en Oriente Medio, con cualquier otro pretexto. Las pimeras encuestas serias dan ventaja a Artur Mas, aunque el todavía ministro Montilla recupera posiciones al frente de un PSC castigado por su electorado por el guirigay del tripartito. «Es que lo del Estatut se hizo muy mal, fatal», sentenciaba el viernes Mariano Rajoy en El Escorial al concluir su intervencion en el curso de la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Pocos le discutirán esa afirmacion, aunque, sinceramente, cuesta creerle esta otra, pronunciada tambien fuera de micrófono: «Y que conste que yo estaba dispuesto a llegar a acuerdos». Quizá él sí, y Piqué tambien, que se hartó de adver-tir que los recortes a los excesos nacionalistas, introducidos por el «cepillado Guerra», dejaban algunos artículos coincidentes con lo que el PP catalán había propuesto. Además de Rajoy y Piqué, Ruiz Gallardón y Núñez Feijoo, que es un personaje político al alza, también. Pero pocos más, excepto su equipo -Ana Pastor, Gabriel Elorriaga, etcétera- en la actual direccion del Partido Popular. La impresión, en un Madrid conmocionado por los incidentes del aeropuerto de Barcelona, es que el PP trata de llegar a las elecciones generales, o al menos a las municipales y autonómicas del 2007, con las cuestiones catalana y vasca lo más enconadas posible para presentarse ante el electorado como garantía de unidad de España. «Se ponga como se ponga el PP, lo de Cataluña que tanto nos preocupó a todos, está resuelto. Dentro de dos años habrá un nuevo presidente catalán asentado, vida normalizada, y España no se habrá roto», comenta a La Voz Francisco Vallejo, consejero de la Junta de Andalucia y uno de los hombres con más capacidad y futuro del PSOE andaluz. «Y en cuanto a lo del País Vasco ya se verá, porque el asunto es tan delicado como imprevisible. Zapatero hace lo que tiene la obligacion moral de hacer, como hicieron sus antecesores», añade. Cuando se le plantea que el PP acudirá a votar en bloque mientras que el PSOE difícilmente movilizará tanto voto como en el 14-M responde: «Puede que haya merma de voto socialista entre los jóvenes, pero se compensará con el efecto de que el PSOE esté gobernando. La tercera edad nunca había estado tan considerada como ahora. Y eso se notará». Entretanto en Cataluna, aunque hoy todo el mundo hable del aeropuerto, se viven las elecciones con un gran convencimiento y una gran duda. La certeza de que el próximo gobierno, tripartito o no, encabezado por Montilla o por Mas, será mas moderado que el anterior. Algunas maragalladas y todas las «gracietas sin gracia» de Carod-Rovira perjudicaron seriamente la imagen de Cataluña en el resto de España, que era mucho mejor cuando gobernaba Jordi Pujol, a quien se le reconoce que era un hombre de Estado. El empresariado catalán exige esa recuperacion de imagen. La unica duda seria que puede cambiar el resultado electoral, es si Montilla podrá movilizar a los electores que en unas generales dan la victoria a los socialistas en Cataluña y que en las autonómicas se quedan en casa. En buena parte, esos electores pertenecen a los casi novecientos mil catalanes que nacieron en Andalucía -ellos mismos, no sus padres-, y de quienes el propio Montilla es el mejor ejemplo; o los casi doscientos mil gallegos en las mismas circunstancias, como Julia Otero; o los casi doscientos mil aragoneses, como Molinos, ex jugador de futbol de Zaragoza y Espanyol. O colectivos menos numerosos como los extremenos -entre ellos Manuel Flores, mítico capitán del baloncesto barcelonista-, castellanos, asturianos y cántabros. Esta por ver si esos colectivos perciben que estas elecciones son distintas porque hay un candidato no nacionalista y nacido fuera de Cataluña que puede ser presidente de la Generalitat.