La juventud rompe las rejas

La precariedad de espacios municipales para jóvenes en León es una evidencia. El exiguo y sobrecargado local de la calle Joaquina Vedruna, un albergue compartido en el CHF y el centro del Es.pabila en el casco antiguo son las únicas dependencias con que cuenta el Ayuntamiento de León para el área de Juventud. Por ello, convertir la antigua cárcel de León y habilitar en su entorno otros espacios de ocio y servicios para jóvenes constituye «un ambicioso proyecto», según indica la misiva que el alcalde de León remitió el pasado mayo al presidente de la SIEP para solicitar la cesión del edificio. Según la Ley de Juventud de Castilla y León, de 2002, todas las capitales de provincia deben contar con un espacio joven, y lo tienen ya ciudades como Miranda de Ebro. Además, el Injuve del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales promociona la creación de estos espacios con ayudas específicas a los municipios para su financiación, lo que constituye una oportunidad para el proyecto EMO 987 que ha esbozado la Concejalía de Juventud. «La cárcel está en una zona muy buena porque tenemos cerca la residencia juvenil, el Estado Hispánico, el Coto Escolar y el CHF, donde está la Escuela Municipal de Música. Además, la cercanía del río hace posible aprovechar su margen izquierda a lo largo de más 1.800 metros para rutas alternativas», señala la edil de Juventud Cristina Gómez. Sin embargo, el Ayuntamiento condiciona a la «cesión» la recuperación paulatina de las diversas dependencias de la antigua prisión provincial para su transformación en un centro de interpretación urbana, «donde tendrán cabida cualquier manifestación artística y de e-creación que los jóvenes quieran proponer», señala la carta. La disposición de los pabellones del penal en forma de estrella de cinco puntas es un atractivo arquitectónico y no un inconveniente para el proyecto de cárcel lúdica y cultural, ya que «cada uno de sus brazos podría albergar una disciplina creativa diferente», añade la responsable municipal. La reconversión de viejos edificios, sobre todo fábricas, en centros culturales se puso de moda en España en los años 80 y llega hasta nuestros días. Otro de los ejemplos próximos es la construcción del palacio de congresos y exposiciones aprovechando parte de las instalaciones de la antigua azucarera Santa Elvira. Lo cierto es que el desarrollo urbanístico de los terrenos aledaños parece poner en valor un edificio que Patrimonio del Estado valora, con antelación a la recalificación de los solares municipales, en cuatro millones de euros. La antigua cárcel provincial de León se inauguró en 1965 y se cerró como tal en 1999, aunque hasta hace año y medio fue utilizada parcialmente para dar cabida los internos de tercer grado mientras se construyó el centro de inserción social Jesús Haddad. En su historia de 34 años -su construcción no llegó a ser amortizada en este período- destaca por haber sido un centro de alfabetización de reclusos. Durante doce años -1974-88- albergó a presos deficientes y, además de presos comunes, a presos políticos, que en el año 1977 protagonizaron motines en el tejado.