Diario de León

Inmigrantes y estudiantes acaparan dos tercios de la demanda sobre 10.000 viviendas ofertadas en León capital

El precio de los alquileres crece el doble que la inflación, un 35% en cinco años

Los pisos vacíos suman otros tantos, por el riesgo de arrendarlos sin garantías

El mercado de los alquileres queda limitado a la población con menor capacidad adquisitiva

El mercado de los alquileres queda limitado a la población con menor capacidad adquisitiva

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Antonio Núñez - león
León

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El precio del alquiler de la vivienda se ha incrementado en León casi un 35% en lo que va de década, a remolque de las revalorizaciones de la propiedad y a un ritmo anual por encima del 5%, prácticamente el doble que la inflacción para el resto de bienes, productos y servicios. Los contratos mensuales de arrendamiento raramente bajan ahora de los 300 euros para pisos situados en la periferia, antiguos o sin apenas servicios mínimos, como calefacción, aunque lo normal es que se sitúen ya por encima de los 400, servicios de comunidad aparte. En el centro de la capital las tarifas se disparan hasta, como mínimo, del doble en adelante. Según el secretario de la Cámara de la Propiedad Urbana, Miguel Angel Sánchez Freire, el mercado de los arrendamientos, antaño arrinconado por el despegue de las hipotecas que supuso el euribor y los bajos tipos de interés, vuelve ahora a revitalizarse gracias a la demanda de la población inmigrante, que, junto con la estudiantil, acapara dos tercios de los contratos de arrendamientos, mitad por mitad. En el primer caso se concentran dentro de barriadas como el Crucero-Pinilla y San Mamés y en el segundo en torno al campus universitario, mayoritariamente en el barrio de la Palomera o en localidades próximas, como Villaobispo o Villaquilambre. Un mercado rígido Según Sánchez Freire, el crecimiento de los precios del alquiler de las viviendas ha sido de casi el doble que la inflación durante el último quinquenio, pero apenas la mitad que las revalorizaciones de los pisos hipotecados, lo que hace que los propietarios de muchas viviendas vacías se resistan a arrendarlas. Por una parte, el incremento del valor de la inversión inmobiliaria está asegurado sobradamente y, por otra, los ingresos por alquiler no siempre son seguros: un inquilino moroso puede ocupar gratis una vivienda durante meses, incluso un año, antes de ser desahuciado por sentencia judicial, dejar todos los recibos pendientes de pago por insolvencia y, además, el inmueble en estado de semirruina, sin posibilidad alguna de reclamar. Estos riesgos, según los responsables de la Cámara, son el principal problema para que salgan al mercado de los alquileres las viviendas vacías, siendo un fenómeno de dimensión nacional: el propio INE calcula que son más de tres millones en toda España, 210.000 en la comunidad autónoma de Castilla y León, cerca de 50.000 en la provincia leonesa y no menos de 12.000 en León capital. Los propietarios que arriendan los pisos, de acuerdo con las mismas fuentes, cuentan con recuperar a través de los alquileres el equivalente a apenas el 3% de su valor catastral, quedando el resto de la rentabilidad de la inversión a las revalorizaciones del mercado inmobiliario para una futura compra-venta. Así las cosas la oferta y la demanda de pisos de alquiler se mantienen estancadas desde hace casi una década, a pesar del espectacular auge del negocio inmobiliario con el labrillo como alternativa inversora a la bolsa o los depósitos bancarios de renta fija. El mercado se mantiene totalmente rígido entre una oferta que no aumenta y una demanda que cada vez es más corta y provisional en los contratos, con inquilinos que sólo aspiran a mantenerse de arriendo hasta encontrar una oportunidad en las hipotecas, aunque sea para más de treinta años, porque también eso se considera una inversión a largo plazo. En los barrios de más reciente construcción, como Eras de Renueva y La Chantría, ni siquiera hay oferta, porque las hipotecas son más baratas que las rentas.

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