Diario de León

Profesor emérito de Arqueología de la Universidad de Toulouse-Le Mirail

«El Teleno puede ser un museo al aire libre»

El prestigioso arqueólogo francés defiende la novedad de los trabajos sobre la ingeniería hidráulica de las minas de oro romanas presentadas en el congreso de Astorga

León

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Claude Domergue quedó fascinado por los restos arqueológicos de la minería del oro romana en la sierra del Teleno en los años 60-70. Consiguió el apoyo de la Universidad de Toulouse-Le Mirail y de la Diputación provincial de León para excavar y sentar las bases de los estudios sobre el oro romano en la provincia. Ahora ha roto su silencio, muy a su pesar, a petición de Diario de León. «Soy extranjero, y quiero respetar a España y a su democracia, sin meterme en las discusiones inspiradas por intereses a los que quiero quedar ajeno», advierte. -Fue pionero en las investigaciones de la minería del oro romana en la provincia de León, ¿qué le motivó a trabajar aquí? -Estaba realizando una investigación de tipo histórica-arqueológica sobre minería romana en la península Ibérica. Este estudio envolvía trabajos de campo, que efectuaba de acuerdo con las autoridades arqueológicas de aquel entonces. Y desembocó en una tesis que defendí en el 79 en la universidad de París I y que publiqué después: Les mines de la péninsule Ibérique dans l'Antiquité romaine (1990). Había visto una foto del famoso paisaje Las Médulas en blanco y negro en un número de la Revista Minera , bajo la cual estaba escrito : mina de oro romana de Las Médulas (León), nada más. ¿Dónde estaba la mina? No se conocía mucho sobre este lugar. Visité Las Médulas por primera vez en julio de 1964: tengo que confesar que entendí poco. Después tuvieron lugar los congresos de la Legio VII Gemina (1968) y el congreso de historia de minería (1970), los dos en León. Presenté ponencias que le llamaron la atención al presidente de la Diputacion Provincial, Antonio del Valle Menéndez. Durante tres años, tuvo lugar una colaboración entre la Diputación y la Universidad de Toulouse, para el estudio de las minas de oro romanas de León: el trabajo se centró en la Valduerna, con el estudio total de esta zona (salió un libro publicado en Toulouse, en 1978) y excavaciones arqueológicas en unos asentamientos romanos situados en las mismas minas, sobre todo en la Corona de Quinanilla y en Huerña (los dos en el Ayuntamiento de Luyego); dos memorias fueron publicadas en España (1977). Quiero recordar que también tuve el apoyo de la Cátedra de Estudios de San Isidoro y de don Antonio Viñayo. Además se hizo una prospección geomorfológica, geológica y arqueológica detallada de Las Médulas (1973-1974), cuyos resultados fueron dados a conocer sólo en 1999, es decir muy tarde, sin embargo con distancia suficiente para interpretarlos mejor. Por otra parte nuestros trabajos despertaron el interés por estas minas, y el resultado fue el que esperaba : otro equipo (el de F.J. Sánchez Palencia) prosiguió nuestras investigaciones, y supo considerar todo este problema de las minas de oro romanas del noroeste desde un punto de visto global, integrándolas en un panorama protohistórico e histórico de conjunto (véase su libro sobre Las Médulas, publicado en 2000 en León), consiguiendo además que este sitio ahora tan famoso fuera inscrito en el Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO (1999). -¿Qué descubrió cuando realizó el vuelo sobre los restos de Las Médulas y del Teleno? -Este vuelo, en octubre del 1970, fue para mí un choque emocional y intelectual: era impresionante volar encima de las Médulas, y más todavía encima del Teleno, de la Valduerna, de las Omañas. Se veian claramente aquellos canales y aquellas estructuras, que, por decirlo así, «peinaban» los paisajes (de allí el nombre que los dí más adelante : «chantier peigne»), y que el hombre había hecho para sacar oro. Se veían, pero no digo que se entendían, ni que se conocía su época : parecían tan frescas, como nuevas! Era un campo de estudio inmenso que se abría delante de mí y, desde este momento, fuí convencido de su importancia. -¿Considera novedosas las nuevas investigaciones sobre la ingeniería romana en los canales que abastecieron Las Médulas desde La Cabrera y los de la sierra del Teleno? -Sí, estos estudios son novedosos, primero porque abarcan y exploran totalmente y en todos sus aspectos y campos técnicos complejos; segundo, porque están hechos por un especialista, que tiene una formación adecuada; tercero, porque permiten entender mejor las técnicas hidráulicas que fueron aplicadas en la explotación del oro. Pienso que nosotros, arqueólogos, debemos buscar colaboraciones con investigadores de este tipo, que se encarguen, mejor que nosotros, de estos estudios técnicos, y unirnos con ellos para estudiar y, si es posible, resolver todos los problemas arqueológicos e históricos que plantean estos sitios. Estas advertencias valen para todas las disciplinas que se interesen por estas cuestiones. -Aún hay muchas incógnitas sobre la explotación del oro romano. ¿Por dónde cree que deben enfocarse nuevos estudios de expertos en arqueología e ingeniería? -Hoy día, sobre esta cuestión conocemos mucho más que hace cuarenta años, sin embargo no lo conocemos todo. Actualmente, varios equipos de arqueólogos actuan en este campo en León y Extremadura (Sánchez Palencia), en Asturias (Villa Valdés), en Portugal. Además, este campo atrae cada día más a los técnicos, ingenieros, especialistas de las ciencias de la tierra y de la naturaleza, del medio ambiente, del patrimonio, etc. Hace falta que toda está gente una sus esfuerzos para enfocar mejor el problema. A ellos, que están «en situación», les corresponde abrir nuevas direcciones de investigación. Sería de mi parte muy atrevido y muy presumido hacerlo, dado que he dejado de investigar en este campo desde más de 20 años. -La corona de Quintanilla lleva 25 años esperando a ser declarada Bien de Interés Cultural. ¿Qué valor tienen los restos desde el punto de vista arqueológico? ¿Qué desvelaron acerca de la vida y la explotación minera? -Cuando emprendí la excavación de la Corona de Quintanilla, publiqué en Tierras de León un artículo titulado «Motivos de una excavación». En efecto, no es necesario hacer excavaciones arqueológicas si no existen motivos para hacerlas, porque después, hace falta proteger lo que está al aire. La CQ no corría ningún peligro. De este punto de vista, hubiera podido seguir sin tocar. Sin embargo, era necesario saber qué gente vivía allí y en qué época, si tenía relación con la minería, cuál era su modo de vivir, etc. Efectivamente, las excavaciones nos permitieron contestar a estas preguntas. Por consiguiente, la CQ tiene un valor de testimonio y su interés es patente, así como el de Huerña. Sólo me permitiría aquí una sugerencia: que un equipo de jovenes termine la excavación de estos dos sitios, de modo que se puedan proteger y que tenga más fuerza su papel de testimonios significantes. Por otra parte, en todas estas zonas mineras, hay varios asentamientos del tipo de la CQ : hay que protegerlos (véase más abajo el peligro de los detectores), y dejarlas sin excavar si no hay necesidad (peligro de destrucción o excavaciones clandestinas). -El poblado de Las Rubias, que está en la falda sur del Teleno, fuera del campo de tiro militar, ¿qué tiene de singular respecto al anterior? Usted documentó unas termas. ¿Realmente llevaban una vida bastante cómoda a más de 1.000 metros de altitud? -Este asentamiento se encuentra en una zona muy difícil de excavar, por carecer de protección natural frente a los fenómenos físicos de la naturaleza y por haber sido muy removida por ellos. Sin embargo se trata de un sitio singular, por su carácter constructivo y la presencia de unas termas. La gente que vivía allí no se parece a la de la Corona de Quintanilla, sin embargo debía tener alguna semejanza con la que estaba en Huerña (2ª época). Puede que el lugar haya sido un puesto de vigilancia con militares o/y administrativos de las explotaciones romanas que se encuentran alrededor. Excavamos este lugar entre 1979 y 1985 y queda por publicar. Esta tarea es parte de las tres o cuatro que me quedan por hacer, antes de considerarme como definitivamente jubilado. - ¿Existe alguna zona en Europa similar a Las Médulas, la sierra del Teleno y la Valduerna? -Sí, las hay. Por mi parte, conozco algunas: en Francia, la zona de Cambo-les-Bains (Pyrénées-Atlantiques) (no protegida); en Italia, La Bessa (Piemonte) (protegida y considerada como un conservatorio de la naturaleza); en Rumanía, algunas cuencas fluviales en la zona de los Montes Metalíferos. -El Ministerio de Defensa ha encargado un informe sobre la valía de los restos del Teleno; sin embargo, personas no expertas en arqueología como el físico Manuel Toharia se atreven a decir que «presentan una importancia muy relativa, una relevancia muy escasa». ¿Valen o no valen esos restos? Quizá la opinión pública leonesa esté un poco confusa. -¿Cómo un físico va a opinar sobre un problema cultural, si no tiene ningún interés por la historia, la arqueología y globalmente por el patrimonio y la cultura? Yo no voy a opinar sobre un problema de física: no tengo ninguna competencia para eso. Por el contrario, pienso que puedo opinar sobre el Teleno: este macizo y las zonas circundantes (Valdería, Valduerna, Turienzo, etc.) constituyen un conservatorio único y casi virgen de las técnicas hidráulicas y mineras utilizadas por los romanos para la recuperación del oro, y un conservatorio muy diferente del de Las Médulas, ya que sus yacimientos auríferos están más próximos al oro primario y son de tipos diferentes, así como sus modos de explotación. Sin embargo, es una zona todavía poco conocida, pero estoy convencido de que, después de estudiada detenidamente, podría constituir, en un ambiente poco tocado por la contaminación y entre paisajes majestuosos, un verdadero museo al aire libre y conservatorio de las técnicas y presencia romanas. Sin embargo, hay que evitar un peligro, o sea que la existencia de estas estructuras técnicas romanas (canales, depósitos y captaciones de agua, labores des explotación, poblados y asentamientos antiguos, etc.) se convierta en un motivo de publicidad para atraer a los promotores y originar allí urbanizaciones y complejos turísticos. El Teleno es una zona que debe conservar su aspecto a la vez natural y cargado de cultura, abierta a todos los que desean conocerla y cultivarse, pero sin molestarla. -¿Qué forma de protección le parece más adecuada para preservar esas huellas del pasado? -La mejor y más eficaz posible, es decir la que impide destruir tanto las estructuras mineras como los poblados asociados: respecto a estos últimos, el peligro más evidente y más dañoso es la excavación clandestina y la búsqueda de objetas de metal con la ayuda de los detectores : la venta de estos instrumentos debería de ser absolutamente prohibida. Fuera de su contexto arqueológico, un objeto antiguo pierde todo su significado: hay que educar a la gente y a los alumnos en los colegios para que en el campo se porten de un modo «ciudadano».

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