Cómo se prepara un mitin

Un café y una charla con los compañeros es el único «ritual» que sigue José Luis Rodríguez Zapatero antes de cada mitin, sin supersticiones ni manías previas, «sólo trabajo», y aunque aparece rodeado de asesores en todo momento, todos sostienen que, a final, es él mismo quien prepara sus discursos y gestos. Casi ocho años de experiencia en actos como líder del PSOE, primero en la oposición y luego en el Gobierno, han hecho de Zapatero un «experto», según quienes le rodean, en hilar sus intervenciones, preparar su imagen y «conectar» con el público en los tres cuartos de hora de mitin que, durante la campaña electoral, protagoniza una o dos veces al día. Así lo creen sus asesores, que aseguran que se limitan a repasar con él las líneas básicas o discutir qué mensajes lanzar en según qué momentos, aunque no hay nadie, afirman, que le escriba discursos. Respecto a su imagen, Zapatero ya recibió los consejos de expertos cuando llegó a la Presidencia del Gobierno, y el cambio más significativo en comparación con hace cuatro años está en su corte de pelo. En los mítines, el líder socialista busca una indumentaria informal, jerséis o chaquetas, generalmente sin corbata, y sólo utiliza traje en aquellos actos a los que quiere dotar de mayor solemnidad, como hizo en la campaña de las elecciones autonómicas de 2007 en Bilbao, ante los dirigentes del PSE-EE. Y el color de la ropa, a ser posible, acorde con el escenario de los actos: marrones o azules, para contrastar con el blanco, rojo y neg de la escenografía socialista. Zapatero asegura que cuando está en el escenario no está pendiente de las cámaras, sólo busca la complicidad de los simpatizantes y alguna cara conocida entre ellos. A lo que inevitablemente sí que tiene que estar atento es a los «directos» de las televisiones, ya que por las tardes los informativos de distintos canales conectan con el mitin. Para saber exactamente cuándo comienza el directo, una luz roja al frente del escenario parpadea cuando sólo quedan unos segundos para la conexión, y ése es el tiempo que tiene Zapatero para modificar su intervención y dirigir sus palabras hacia el mensaje que quiere lanzar cuando la luz queda fija. Una, dos y hasta tres veces por mitin tiene que estar pendiente de los «directos» para «clavar» las frases y gestos adecuados (uno de sus favoritos, con el cuerpo de perfil pero con la cabeza mirando al frente) con los que quiere aparecer en los informativos. Pero un mitin de hora y media de duración esconde un arduo trabajo de, como mínimo, un par de días, que comienza y concluye con el montaje y desmontaje del escenario. El Partido Socialista juega con dos escenarios que se van turnando en las distintas ciudades para que dé tiempo a que todo (focos, micrófonos, carteles, gradas, sillas...) esté listo en los recintos, y comienzan a montarse desde el día anterior al acto.