Diario de León

| Entrevista | Misha Glenny |

«España es un país relativamente corruptible, aunque no tanto como Italia»

«Aquí se ofrece la posibilidad de gastar el dinero y entretenerse en la Costa del Sol»

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Lucía Hernández / Ana Gómez - madrid
León

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Tres años de inmersión en los bajos fondos de medio mundo han llevado al periodista de la BBC Misha Glenny a gestar McMafia. El crimen sin fronteras (Destino), una obra con la que se asoma al lado más oscuro de la globalización: el crimen organizado. -¿Existe el crimen organizado made in Spain? -Parcialmente. España es un país atractivo, rodeado de costa, y es fácil llegar en barco o avión, por lo que para la policía es muy difícil controlar los tránsitos. Hay crimen made in Spain organizado out of Spain. -La presencia de mafias del Este en la Costa del Sol, ¿es un efecto más de la globalización? -El fenómeno del crecimiento de las economías sumergidas a escala global depende de dos factores: la globalización, que incrementa los flujos migratorios y de capitales, y la caída del comunismo. Cuando el capital circula sin una política de protección entran en juego la corrupción y el crimen organizado. España ofrece las condiciones necesarias para estos negocios, además de la posibilidad de gastar el dinero y entretenerse en un sitio agradable como la Costa del Sol. -¿Cuáles son los ámbitos delictivos que más deben preocupar a los españoles? -Aparte del tráfico de cocaína, son el cibercrimen y las falsificaciones que vienen desde China a Europa. -¿Qué factores determinan el papel de España en el entramado de los bajos fondos globales? -Los más importantes son la accesibilidad a los mercados deseados, la relativa debilidad del Estado y una buena infraestructura económica. España es un país relativamente corruptible, aunque no tanto como Italia. Tiene buenas infraestructuras y un creciente nivel de vida, lo que lleva a la sofisticación y al aumento del consumo, también ilícitos. -¿Qué responsabilidad recae sobre el ciudadano de a pie? -En Occidente deberíamos reconsiderar nuestra responsabilidad. Hay una proliferación del tráfico de mujeres y los hombres europeos que recurren a sus servicios deberían preguntarse de dónde vienen y quién las utiliza.

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