Se necesitan pruebas de ADN para identificar 94 cadáveres
La Policía y los forenses tendrán que recurrir a las pruebas de ADN -el DNI biológico- para poder identificar a 80 de los 153 fallecidos en el accidente aéreo de Barajas ante el mal estado que presentan los cadáveres, que impiden su reconocimiento visual o su identificación mediante las huellas dactilares u otros procedimientos indirectos. La necesidad de estas complejas pruebas científicas impedirá que los técnicos puedan adjudicar un nombre y apellidos a la mayor parte de los fallecidos en el siniestro antes del sábado o el domingo próximos. Los agentes de la policía científica calculan que la identificación de los 73 fallecidos restantes será más rápida y sencilla gracias a que fue posible obtener huellas dactilares válidas de alguno de sus dedos, que se cotejan con las existentes en el banco del documento nacional de identidad. Estas filiaciones indubitadas se completan con la aportación por parte de las familias de las víctimas de datos físicos coincidentes o reconocimientos de objetos. Una vez identificados, los cuerpos se entregaron, tras recibir autorización judicial a las familias para que los enterrasen o incinerasen. A las 15:00 horas del jueves, los forenses habían puesto nombre y apellidos a 41 restos mortales. Labor frenética El trabajo en el Pabellón número 6 de Ifema fue frenético desde el miércoles por la tarde bajo la supervisión y la dirección del juez instructor. Las autoridades aplicaron el protocolo de emergencia creado con la masacre del 11-M. A lo largo de la noche y la mañana del jueves, un equipo de unos 40 forenses reseñó todos los cadáveres y restos mortales y les practicaron las autopsias, que confirmaron como causas de la muerte grandes traumatismos y quemaduras compatibles con un accidente aéreo. Los 80 cuerpos que serán identificados con pruebas de ADN se comenzaron a trasladar por la tarde a las cámaras frigoríficas existentes en el cementerio de La Almudena, una vez tomadas las muestras, para poder conservarlos mientras se hacen los análisis. La policía científica y los técnicos del Instituto Nacional de Toxicología tendrán que realizar varias operaciones para dar con las identidades. Primero, comprobar el ADN de todos los cuerpos y fragmentos para fijar la cantidad de víctimas y lograr los perfiles individuales. En segundo lugar, para poner un nombre a cada uno, o bien deben contrastar el resultado del primer análisis con el ADN indubitado dejado por las víctimas en peines (cabellos) o cepillos de dientes (piel o sangre) o, si no es posible, deberán compararlo con muestras del de familiares directos (padres o hermanos). Las pruebas, ya de por sí complejas, pueden sufrir retrasos si las muestras tomadas a cadáveres muy dañados no son suficientes o en el caso de víctimas extranjeras. En el accidente aéreo murieron 153 personas. De ellas, 162 eran pasajeros y diez miembros de la tripulación. De los pasajeros 140 eran adultos y 22 niños.