Cine y aire acondicionado

No vamos a entrar en la polémica habitual sobre los gustos de cada uno que determinan lo que es bueno y lo que es malo. Sin embargo, cuando hay un número considerable de espectadores que coinciden en concentrar su atención en un mismo producto cabe pensar que, al menos, es de lo mejor. Lo que llama últimamente la atención en televisión es que buenas películas antiguas sigan suscitando el interés del público, aunque se trate del quinto o del sexto, o quien sabe cuántos pases haya tenido la cinta. No es de extrañar que ocurra esto porque la alternativa de cine bueno actual está ya controlada por los acuerdos firmados con las grandes distribuidoras, el precio es muy caro y los plazos establecidos, pasando por las grandes salas y los videoclubs. Esta es una de las razones del éxito, uno de los pocos de este año, que está cosechando Antena 3 con la reposición de las películas de James Bond protagonizadas por Roger Moore. Es decir, ya tienen añitos las películas, pero siguen estando vigentes porque el cine disponible a esas horas provoca el sopor o la indignación, según se mire. Moonraker ha sido la última entrega de la serie. Otro ejemplo claro de lo productivo que resulta recurrir a buen cine aunque sea talludito es el de Telecinco con otro de los héroes de la gran pantalla, como es Indiana Jones. Por mucho que se pasen sus peripecias para buscar el arca perdida, los espectadores responderán, aunque se sepan al dedillo todas las secuencias porque, por mucho que cambien de canal, no tienen otra opción mejor. El James Bond de Roger Moore tiene aún más solera que Indiana Jones y, a pesar de que el mejor Bond estuvo protagonizado por Sean Connery, merece la pena verlo porque entretiene, relaja y estamos de vacaciones; eso sin olvidar la oferta del pasado lunes: la gran Doce hombres sin piedad , de Lumet, en La 2. Lo dicho, buen cine... del viejo.