Diario de León

vinos de su puño y letra

«El Prieto Picudo ya es marca»

Carlos Álvarez Alonso
Bodegas Melwa

«En la prueba del vino está la diferencia. ¡Y menuda diferencia! El Prieto Picudo es marca. Es un vino de cine. Esta uva hace vinos de película». El entusiasmo de Carlos Álvarez Alonso es compartido en la bodega por los cuatro hermanos que desarrollan la actividad bajo un proyecto muy consolidado.

Carlos Álvarez Alonso en laviña familiarque se extiende tras la bodega,en Valdevimbre.

Carlos Álvarez Alonso en laviña familiarque se extiende tras la bodega,en Valdevimbre.

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León

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Carlos Álvarez Alonso, tercero de los cuatro hermanos —Juanjo es el comercial, Pedro se ocupa de las labores en labodega y Luis atiende el viñedo— a los que la viña y el vino, como en muchos otros casos en Valdevimbre, les llegó por legado familiar. Lo mamaron toda la vida en casa y lo asumieron como labor desde chavales. Lo que hoy es Melwa lo fundó don Nicolás Álvarez en 1908 y fueron los hijos de éste, Melquiades y Waldo —de la unión de la primera sílaba de cada nombre nace la razón social—, los que dieron continuidad a la labor, inicialmente como granelistas, con mucho trasiego de garrafones y también con un gran volumen de embotellado como vino de mesa.

Vinifican en una gran nave construida hace seis años en paralelo a la bodega tradicional. Un auténtico bunker de gruesa cobertura de hormigón en la que se elabora y se almacena en las mejores condiciones de temperatura y humedad, dejando la cueva tradicional que profundiza a uno de los lados y bajo el viñedo propio para la crianza en barricas y otras labores auxiliares.

Es doble excavación en paralelo que se comunica en forma de H conservando entre ambas cavidades una vieja viga como testimonio de otra forma de hacer el vino. En su origen y durante la mayor parte del siglo pasado fue centro de operaciones de lo que hoy es Melwa. Remite esa muy bien conservada y enorme bodega —una de las dos naves todavía con indicios de una idea de ampliación en profundidad unos cuantos metros bajo la viña— al recuerdo de otra época muy lejana que sin embargo tiene referencias temporal y personal muy concretas en los primeros años del siglo pasado y en el abuelo al que se menciona con frecuencia.

La base de trabajo son dieciséis hectáreas de viñedo propio en distintos parajes del entorno de Valdevimbre, Valle Gudín el más significado, y otras dieciséis de cepaje arrendado. Es básicamente Prieto Picudo y Verdejo. El resultado de la última vendimia es un aumento considerable de la producción, que se despacha a granel, en garrafón, en bag in box y en dos líneas de embotellado de mesa bajo la referencia histórica de Melwa y la más moderna de Pago de Rozas . Por encima están las elaboraciones de máxima calidad, con el Culminación —un semidulce de Verdejo de baja graduación alcohólica y carbónico orgánico que se presenta como vino de la tierra— como bandera de enganche de los nuevos consumidores y la solvencia de la referencia señera de la bodega. Valle Gudín ampara los Denominación de Origen Tierra de León en una carta esencial con un blanco de Verdejo y los rosado, tinto joven y crianza —el 2010 saldrá ya con nueva imagen— como defensa de la variedad autóctona Prieto Picudo.

Unos y otros se venden y distribuyen directamente en y desde la bodega, fundamentalmente en León y para Asturias, donde cuentan con apoyo comercial externo. Pero también se atiende mediante envíos a clientes que año tras año realizan pedidos desde Mallorca, Barcelona, Sevilla y Galicia, sobre todo.

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