Diario de León

DESTINOS

Luz al final del valle

Conocido por su Catedral de la Montaña, la casa de Humo o sus construcciones de piedra caliza, Lois invita a perderse —sin intención de ser encontrado— entre sus impresionantes calles, plazas y parajes naturales. Aunque si grande se antoja su patrimonio cultural, mejor aún son sus gentes; sencillas, cercanas

La llamada 'Catedral de la Montaña', en Lois, que cumple 250 años

La llamada 'Catedral de la Montaña', en Lois, que cumple 250 años

Publicado por
PABLO RIOJA BARROCAL
León

Creado:

Actualizado:

Confieso que la Pulchra se apoderó de mi alma cuando con apenas ocho inviernos enfilé por vez primera, al menos cuerdo, Mariano Domínguez Berrueta rumbo, claro, a ninguna parte. Desde entonces y hasta que el latín del padre José María Moratiel descubría poco a poco mis raíces, nada ni nadie había vuelto a embriagarme. Nada hasta Lois, quizá el mayor regalo que esconde la Montaña Oriental leonesa. Allí nos llevó de excursión mi admirado profesor para conocer de primera mano la Cátedra de Latín, un histórico edificio cuyo aspecto actual no hace justicia al saber que sí ocupo lugar en sus días de gloria. Si las paredes hablasen...

Desde entonces procuro volver con escrupulosa puntualidad al menos una vez al año. Los nervios comienzan ya desde Las Salas, cuya carretera remonta el río Dueñas. A primera vista parece no conducir a ninguna parte, pero como todo lo bueno, se reserva para el final. De pronto surge de la nada una impresionante visión de todo el valle, rodeado de cumbres calizas e inmensos pastizales. Ya en el pueblo, el refrán se da la vuelta y lo primero con lo que uno se topa es curiosamente la última casa solariega construida en Lois.

Y junto a la casa, sin más espera, reposa impoluta su iglesia, más conocida como la Catedral de la Montaña. Un templo puesto en pie con mármol rosa que cumple ahora dos siglos y medio desde su inauguración. Continúo el paseo hacia la Casa de Humo, otro de los referentes de esta localidad integrada en el municipio de Crémenes que destaca por su techo de paja, muy típico de la zona. Hasta los años 80 estuvo habitada, en la actualidad puede visitarse.

La Casa de los Álvarez Acebedo merece cuanto menos unos minutos de descanso. Como muchos otros edificios de este pueblo —declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León— en los últimos años se han llevado a cabo importantes reconstrucciones para mantener intacto su espíritu pero adaptadas a las necesidades del siglo XXI.

Y si grande se antoja su patrimonio cultural, mejor aún son sus gentes; sencillas, cercanas. Todavía, como antaño, gran parte de la población vive de la ganadería, otros viven simplemente. Los turistas, sin embargo, revivimos.

tracking