Los cagones de Navarone
En esto del confinamiento hace mucho con quién estés confinado, como no es lo mismo quedarte unas horas atrapado en un ascensor con James Bond que con Puigdemont. Con el primero casi te daría pena que te rescatasen los bomberos, cuando te iba a contar qué fue del bikini de Ursula Andress, con el segundo si llegan a tardar un minuto más te tienen que narcotizar para que no le muerdas. El roce no siempre hace el cariño. En cambio, a mí me encanta estar en casa confinado con mi mujer. En estos días, vemos cine clásico, más de lo habitual quiero decir. Ayer tocó un clásico del cine bélico: Los cañones de Navarone. Entre película y película le hago preguntas del tipo: «¿Te he contado ya que hice la mili en Artillería?». Y ella me contesta: «Pásame la calculadora». También leemos más y en los recesos le hago preguntas del tipo: «¿Te he contado ya que estuvieron a punto de ponerme Eustaquio José?», y ella vuelve a pedirme que le pase la calculadora. Asimismo, escuchamos mucha música, especialmente la americana de los años treinta, cuarenta y cincuenta. «¿Te he contado que de niño aprendí a decir al revés supercalifragilisticoespialidoso?». Y así matamos las horas, o al menos las dejamos noqueadas. Por supuesto, en una circunstancia como esta del confinamiento es lícito tomarse licencias literarias con los hechos autobiográficos que cuentas a tu pareja, con tal de darle un toque a mayores de suspense: «¿Te he contado ya que de joven trabajé en un circo y tuve que huir porque se enamoró de mí la hija del gran Punterini, el famoso lanzador de cuchillos, y de la mujer barbuda?». En este caso solo es verdad lo de ¿te he contado? Pero lo que importa es que te digan: «Cuenta, cuenta…».
Les confieso que primera intención fue escribir sobre los acaparadores de papel higiénico, sea para su uso exclusivo o para el estraperlo. ¿Han acabado también con las existencias de latas de fabada? ¿No han dejado tampoco en los estantes un solo ambientador? Pero finalmente me decanté por dejar lo de los cagones de Navarone para otra columna.
Ahora ya muy en serio: quedémonos en casa. Esto es una prueba de eficacia al gran proyecto colectivo de España. Seamos solución, no problema. ¿Les he contado ya que les quiero?