Diario de León

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Los sanitarios del Hospital El Bierzo han donado estos días comida para la campaña del Banco de Alimentos. Lo cuenta la Policía Municipal en su cuenta de Twitter, muy activa durante el confinamiento. No les basta con poner en riesgo su salud para cuidar de la nuestra, dicen los agentes, que también se preocupan de quienes recurren a la oenegé para comer. Y la propia Policía Municipal, una vez cubiertas las necesidades de la campaña, ha organizado una nueva colecta entre su personal para comprar otro tipo de productos; pañales, detergentes, papel absorbente, que no dejan nunca de hacer falta.

También los bomberos de Ponferrada, me contaban el otro día, se han dedicado a desinfectar residencias de ancianos de forma voluntaria cuando terminan sus turnos de veinticuatro horas de guardia. Y quien tiene una impresora en casa, como los Makers Bierzo, o una máquina de coser, no se ha cansado de manufacturar pantallas faciales o mascarillas caseras, que se puedan lavar.

El personal sanitario, leo por todas partes, está agotado. Muchos de ellos, insisten, no quieren ser héroes, no les gustan que les llamen así, porque están haciendo su trabajo. Un trabajo imprescindible. Y por eso nos piden que tengamos cuidado cuando salgamos a pasear.

A mi también me gustaría que no fueran necesarias las donaciones, los bancos de alimentos. Que el Estado del Bienestar cubriera todas esas carencias. Ya saben; mejor derechos que caridad. Pero por desgracia, las donaciones siguen haciendo falta. Y reconforta comprobar que entre tanto berrido y tanta queja por parte de algunos, con la sociedad tan polarizada en un momento en que deberíamos dejar a un lado todo aquello que nos enfrenta, continúa habiendo gente con vocación de servicio, aunque sea su trabajo. Sigue habiendo voluntarios que desde la Cruz Roja, Protección Civil y el mismo Banco de Alimentos, se esfuerzan por llegar donde la administración no lo hace.

Pero si algo nos ha demostrado esta crisis es que lo Público es necesario. Que la Sanidad universal resulta imprescindible y hay que desterrar los recortes. Que las políticas sociales y expansivas para amortiguar el impacto económico de la pandemia son la única receta para no hundirnos en el abismo. Y olvídense del Austericidio.

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